La agricultura familiar debe permanecer al centro de las políticas de erradicación del hambre en Amé
Avances de la Iniciativa Regional de Agricultura Familiar de la FAO fueron analizados en la Conferencia de la Organización.
La agricultura familiar debe ser un motor de la erradicación del hambre, el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza en las áreas rurales de América Latina y el Caribe, señaló el Representante Regional de la FAO, Raúl Benítez, durante un evento paralelo de la Conferencia de la FAO.
“No vemos a la agricultura familiar como un problema de la pobreza rural, sino como una posibilidad de que este sector se vuelva central en la agenda de desarrollo de América Latina y el Caribe” dijo Saboto César, Ministro de Agricultura y Transformación Rural de San Vicente y Granadinas, en el evento que analizó los avances de la Iniciativa Regional de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural Territorial de la FAO.
La FAO creó dicha iniciativa para apoyar a los gobiernos en sus estrategias de reducción de la pobreza rural con una mirada integral a la agricultura familiar, el desarrollo rural y los medios de vida sostenibles.
En los últimos años, los países de la región han sabido valorar y fortalecer los aportes del sector, a través de instrumentos como el Programa de Agricultura Familiar para el Fortalecimiento de la Economía Campesina y la política de Desarrollo Rural Integral de Guatemala, que reciben el apoyo de la iniciativa de la FAO.
“FAO ha transitado hacia una visión de incidencia política. Ha sido un aliado fundamental en la construcción de la política pública de nuestro país”, dijo Adrián Zapata, Secretario Ejecutivo del Gabinete de Desarrollo Rural de Guatemala.
Zapata señaló que el programa de agricultura familiar es el programa insigne del Ministerio de Agricultura de Guatemala, y “es central en nuestra política agropecuaria, parte de una política de desarrollo rural integral y de nuestra lucha contra la pobreza”.
Al respecto, Raúl Benítez señaló que es fundamental que la agricultura familiar se mantenga en el centro de las políticas públicas de los gobiernos, como una forma de asegurar la seguridad alimentaria, el desarrollo rural territorial y la reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe.
Recursos para desencadenar el potencial del sector
La iniciativa regional trabaja con énfasis en 8 países prioritarios (Bolivia Colombia El Salvador Guatemala Haití Honduras Nicaragua Paraguay), y uno de sus áreas de intervención busca fortalecer el acceso de la agricultura familiar a recursos productivos, servicios rurales de asistencia técnica, financiamiento y seguros, mercados y cadenas de valor.
En este aspecto, durante el evento paralelo de la Conferencia de la FAO, los asistentes analizaron el apoyo que la Iniciativa está dando a Honduras para implementar mecanismos innovadores de acceso al financiamiento para sus agricultores familiares, y la asistencia para mejorar los sistemas de acceso a semillas certificadas en El Salvador y Haití.
“Es necesario avanzar en las etapas de comercialización e intercambio regional de los productos de la agricultura familiar. Las posibilidades de producción de este sector dependen de que cuente con la apropiada tecnología y políticas”, dijo Javier Rodríguez, Secretario de Coordinación Político-Institucional del Ministro de Agricultura de Argentina, durante el evento paralelo de la Conferencia de la FAO.
Articulación de políticas
En América Latina y el Caribe existen más de 60 millones de agricultores familiares que generan entre el57 y 77% del empleo agrícola, realizando una gran contribución a la economía regional, la producción de alimentos, la seguridad alimentaria, el desarrollo de los territorios rurales y la calidad de vida de los habitantes del campo.
Para potenciar el alcance de estos aportes a la lucha contra el hambre, es fundamental articular las políticas agrícolas con políticas de empleo, protección social y gestión de riesgos.
En esta área, la Iniciativa Regional de la FAO ha prestado apoyo a políticas agrícolas, de protección social y empleo rural articuladas en Guatemala, mientras que en Bolivia ha trabajado con cadenas de valor de quinua y camélidos y su articulación con los programas de desarrollo rural territorial.
Fuente: Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe