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La sostenibilidad de emprendimientos solidarios en el modelo cubano

 

Este trabajo tiene como objetivo analizar algunas de las experiencias de desarrollo local más recientes en el contexto cubano, a fin de reflexionar acerca de las potencialidades de espacios favorables para la aparición y multiplicación de diferentes emprendimientos de economía solidaria.

La pregunta de investigación que proponemos es ¿Qué es lo que hace sostenibles en Cuba a las experiencias de Economía Solidaria en una etapa transicional, con mayor heterogeneidad económica y social, y con preponderancia de la propiedad estatal? En particular, ¿Cuál es el papel del Estado y las políticas públicas en la sostenibilidad de estas experiencias?

La perspectiva de pensar en las políticas de desarrollo desde lo local que se propone en el nuevo modelo económico nos esta llevando a tomar conciencia y claridad de las potencialidades insuficientemente explotadas de las prácticas solidarias en los diferentes territorios.

Así, hoy se debe distinguir 4 principales segmentos o tipos de actores-formados por iniciativas, actores e instituciones específicas–que componen el aún incipiente campo de la Economía Solidaria en Cuba: Los emprendimientos solidarios, en los cuales se realizan de manera asociativa y cooperativa, actividades económicas de producción, prestación de servicios, comercialización y consumo, las organizaciones civiles de apoyo y promoción de la Economía Solidaria, entre las que se encuentran incontables ONG (OXFAM, ACSUR Las Segovias), universidades (Facultad de Economía, Universidad de la Habana) y centros de investigación (Centro de Investigaciones de la Economía Mundial y Centro de Desarrollo Local y Comunitario),los Gobiernos y administraciones municipales dotadas de programas de asesoría técnica, infraestructura, créditos y de apoyo a proyectos locales y los mecanismos de integración solidarios como la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) que promueve acciones de cooperación en diferentes esferas del desarrollo de los países miembros.

El Centro Histórico de la Habana Vieja ha sido un escenario propicio para el impulso a un sector urbano de la economía solidaria. El sistema

empresarial creado funciona como un sistema económico con fines y mecanismos solidarios.

Varias son las razones: sus utilidades se destinan al desarrollo social, económico y patrimonial de ese territorio, se basa en principios de planificación, autogestión y participación de los actores de la localidad y de la cooperación internacional, promueve la intersectorialidad y se sustenta sobre criterios de autosostenibilidad.

Las experiencias de economía solidaria qu encontramos en el Centro Histórico permiten observar en el fenómeno económico, la participación de colectivos y no de los individuos aislados. El proceso de revitalización desarrollado en el territorio favoreció la creación de hermandades y congregaciones entre amas de casa, jubilados, personas con minusvalías, desventajas sociales y algunos trabajadores por cuenta propia, artesanos y artistas independientes, bajo la denominación de hermandades de Bordadoras y Tejedoras de Belén; de Carpinteros y de Zapateros de La Habana Vieja, y la Congregación

de Plateros de San Eloy.

Es uno de los proyectos que ha contribuido a impulsar una iniciativa económica-financiera como el FRIDEL. Su creación sirvió para empoderar a un grupo de mujeres que dirigen y ejecutan el proyecto por cuenta del cual logran un estatus económico vital para las economías de su familia, pues el proyecto opera en pesos convertibles, moneda con mayor poder adquisitivo que el peso (por la existencia de la dualidad monetaria en el país).

El proyecto rescata un oficio que se consideraba una tradición cultural perdida, y que se atribuía a las mujeres. Ahora involucra en la capacitación a niños y niñas con vistas a cambiar esa visión de que el

bordado es una tradición femenina (incluyendo a niños con desventaja social). Los objetivos de la hermandad son de tipo cultural, económico y social, y a la vez que intenta rescatar una tradición y cambiar una realidad desigual de género, han contribuido al desarrollo económico de la localidad sirviendo como suministradoras de productos a entidades que generan importantes ingresos al territorio.

La reintegración del crédito en un corto período y la ampliación y consolidación de la calidad de su producción, lo han convertido en un proyecto reconocido por la colaboración internacional y las entidades nacionales y locales como una experiencia exitosa. Mientras que en el sentido más amplio se conforma como un proyecto sociocultural, llevan a cabo una serie de acciones, en su mayoría de carácter profundamente humanitario. La Hermandad de Bordadoras se ha vinculado a distintos proyectos sociales que la Oficina del Historiador ha puesto en funcionamiento en el territorio. De esta forma el impacto social de su labor es mayor.

En general, la experiencia en la programación, formulación, ejecución y evaluación de proyectos solidarios en el Centro Histórico de La Habana permite resumir algunos puntos claves que han constituido motores y garantes del proceso de gestión local: elevada participación interna

(comunidad y actores del desarrollo local) y externa (cooperantes), amplio intercambio técnico de experiencias sobre temáticas de interés común (medio ambiente, género); búsqueda de innovación o elementos novedosos que cualifiquen los proyectos (viviendas protegidas para la tercera edad) y necesidad de la sistematización de lo logrado para su replicabilidad y corrección de lo negativo.

Las denominadas Iniciativas Municipales de Desarrollo Local iniciadas a partir de 2009, centran sus acciones en el desarrollo de proyectos con sostenibilidad económica, los cuales son propuestos por entes locales y aprobados por el gobierno del territorio. Esta iniciativa que en la actualidad se desarrolla en 100 municipios del país, busca dotar a los Gobiernos de facultades y presupuestos a partir del desempeño de

iniciativas que generen retornos económicos, permitiendo así que las estrategias de desarrollo local sean impulsadas por la decisión de los actores del territorio.

Los actores locales a partir de estas nuevas iniciativas han

generado un conjunto de respuestas productivas desde los municipios que han logrado dinamizar la vida productiva de los territorios y el mejoramiento del bienestar de las comunidades. Entre ellas podemos mencionar las siguientes: el Programa de Desarrollo Agrario Municipal, producción local de materiales de construcción la construcción de viviendas de interés social y las ferias de la biodiversidad.

El programa de Desarrollo Agrario Municipal constituye una guía metodológica que permite que en cada entidad se pueda elaborar ese programa, que incluye tres componentes claves para lograr la seguridad alimentaria de los municipios: fortalecimiento de la agricultura urbana que ya existía desde los 90 como una respuesta a la crisis y que dio magníficos resultados, agricultura suburbana, constituida por los anillos productivos alrededor de los asentamientos, los cuales están basados en cooperativas con un modelo de agricultura orgánica, desarrollo de los polos productivos, que son los que van a dar respuesta a la agricultura de comercio, y la reforestación, lo que retoma algo que también se estaba impulsando desde hace años, la reforestación del país como una necesidad ambiental.

CONCLUSIONES

Las experiencias descritas anteriormente han desarrollado prácticas e instrumentos útiles en tres campos. En primer lugar, realizan aportes en un modo de hacer en lo referido a la programación local del desarrollo en términos de que propician la flexibilidad y la innovación (tanto en términos de adaptación a nuevos contextos como de introducción de nuevas ideas en el campo del desarrollo territorial), a través de mecanismos ágiles de toma de decisiones, para evitar la excesiva burocratización de las vías de aprobación e instrumentación.

En segundo lugar, se ganó mucha experiencia en lo referido a la gestión y articulación de la cooperación internacional a los mecanismos de planificación del desarrollo del país en términos de creación de un

espacio de coordinación vertical–entre lo local, lo nacional y lo internacional-que facilita la exposición, el dialogo, el contraste de tomas de posición y permita la toma de decisiones ágil y oportuna, lo que evita

la creación de estructuras administrativas innecesarias.

Propició la creación de espacios territoriales de coordinación y gestión de la cooperación con personal nacional de modo de asegurar su apropiación y sostenibilidad.

Estas experiencias económicas se caracterizan por distintos grados de solidaridad y por lo tanto deben ser considerados sus diferentes impactos. Un impacto cualitativo presente en estas experiencias es la

revalorización del trabajo, Los emprendedores, al generar sus propios ingresos, han logrado mejorar sus condiciones de vida de manera sustantiva, Se han desarrollado las capacidades de los actores locales a través de una capacitación continua, con financiamiento de entidades de cooperación pública y privada, mejorando la calidad de sus productos y servicios. En este proceso, se han afirmado valores de cooperación, responsabilidad, justicia y dignidad y autoestima, lo que contribuye al bienestar, al bien hacer y al bien ser, aunque sea en grados modestos. Se logró trabajar en el fortalecimiento del proceso de tránsito de una cultura de “receptores” (subsidios, programas) a la de “gestores” del cambio y de “autosostenibilidad”.

Finalmente, es interesante reconocer que la sostenibilidad que caracterizó a los procesos, herramientas y enfoques que generan estas iniciativas están fundamentados en una fuerte y verdadera apropiación

por las instancias locales, que sin ella difícilmente se hubiera podido dinamizar y estimular temáticas tan importantes como delicadas, como eran la descentralización técnico administrativa, el desarrollo económico local y la planificación participativa, entre otras.

Fuente: Organización Internacional del Trabajo

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