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“La Economía Solidaria tendría que ir con una idea de autogobierno”

 

Radicado en México desde hace 20 años, el peruano Boris Marañón expone las diferencias entre el Buen Vivir y la Economía Solidaria. De ésta señala que “no puede ser como las cooperativas que practican la solidaridad únicamente dentro”.

 

El profesor universitario, adscrito al Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, resalta que de acuerdo al Buen Vivir, no se puede “construir una sociedad solidaria dentro del capitalismo, eso es imposible“. Boris, ¿Cuál es la diferencia entre el Buen Vivir y la Economía Solidaria? Son dos conceptos diferentes pero que se refuerzan mutuamente. La Economía Solidaria es la forma en la que se ha denominado a prácticas sociales económicas de sectores populares en América latina, prácticas que no tienen trabajo asalariado y que cada vez tienen menos servicio proveídos por el estado. La Economía Solidaria viene de un esfuerzo que hizo Luis Razeto en Chile en los años 70 y 80, cuando vio que el gobierno militar de Pinochet destruyó empleos, los derechos laborales y abrió la economía al capital extranjero. Razeto acuñó el término Economía Popular de Solidaridad, para referirse a este segmento de la sociedad que vive básicamente de la solidaridad, no del mercado, no de la ganancia, no del individualismo. El Buen Vivir es una propuesta que emerge a partir de los grandes movimientos sociales en Ecuador y Bolivia, en la década de los 90 y en la primera década de este siglo, que nos habla no sólo de la solidaridad en la economía, sino de la solidaridad como el elemento central, como el vínculo social fundamental para todas las relaciones sociales en la sociedad: en la política, en la economía, en la cultura, en lo social propiamente dicho. El Buen Vivir nos habla de una sociedad nueva en la que podamos ayudarnos todos mutuamente, respetando la naturaleza. En la construcción de este modelo, ¿Dónde queda el Estado, los empresarios y los otros que no desean ese Buen Vivir? Aquí tenemos una diferencia que plantea la Economía Solidaria, por ejemplo en Brasil, el economista Paul Singer nos habla de la solidaridad económica como algo que va creciendo, expandiéndose dentro del capitalismo, pero no nos plantea, el profesor Singer, cuál es la institucionalidad política que podría apoyar esa solidaridad económica. Si esa institucionalidad política va a seguir siendo el Estado, creo que es una idea muy discutible, porque el Estado es ante todo un instrumento de dominación, no es un instrumento para la solidaridad. Por lo tanto, el planteamiento de la economía solidaria tendría que ir con una idea de autogobierno, de democracia directa para que pueda fortalecerse. Es decir la economía solidaria no debería ser vista como un planteamiento economicista, sino como algo que tiene que estar relacionado con una sociedad alternativa y con otras relaciones de poder que regule la vida social a partir de relaciones horizontales. Hemos visto que tomar el Estado no lleva sino a una profundización de la dominación, de la explotación y a un mayor sufrimiento humano y ahora de la naturaleza. El Buen Vivir y la solidaridad económica tienen que construirse en los espacios cotidianos y tienen que llenarse de prácticas solidarias que vayan incrementando la capacidad de la gente. La economía solidaria no puede ser como las cooperativas que practican la solidaridad únicamente dentro, sino que tiene que establecer redes, tiene que establecer espacios de poder, de control de territorios, para impulsar figuras políticas como las comunas. El Buen Vivir nos dice que el tiempo del capitalismo se ha agotado, que no podemos seguir pensando que vamos a construir una sociedad solidaria dentro del capitalismo por que eso es imposible. ¿Cómo ves al Buen Vivir como programa de gobierno en Ecuador y Bolivia? Esos gobiernos han decidido que es prioritario generar rentas para hacer el gasto social, las carreteras, las obras de infraestructura, a partir de dar grandes concesiones de territorio a empresas extranjeras, en el caso ecuatoriano hay una negociación con empresas chinas a cambio de inversiones millonarias. ¿Qué sucede aquí? Que los gobiernos, en aras de la eficacia de generar dinero y rentas, se olvidan de lo medular del Buen Vivir que es respetar la naturaleza y al mismo tiempo ir fomentando una economía comunitaria – solidaria. Los gobiernos han renunciado al proyecto que les dio vida. Hay un discurso que quiere asimilar el Buen Vivir como parte del capitalismo y hay otro que plantea que el Buen Vivir no puede ser parte de este mundo, tiene que ser la superación del capitalismo y de sus contradicciones.

Fuente: La Coperacha

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