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Cooperativa de enseñanza: ¿Cómo impactan los valores solidarios?

 

El Instituto Privado 9 de julio, administrado por una cooperativa de enseñanza, pudo empezar las clases pese a las altas exigencias del Gobierno de la Ciudad. Si las condiciones mejoraran, ¿cómo impactarían en la educación con visión solidaria? Se lo preguntamos a la directora de la escuela, que dio cátedra.

“Si nos ayudan un poco más, podemos seguir educando a una camada de manera diferente. Nuestros chicos están saliendo a las universidades. Los que nos eligieron son personas a las que hay que buscarles la vuelta y nosotros, como cooperativa, podemos hacerlo”, nos responde Silvia Motta, rectora del Instituto Privado 9 de julio.

El Nueve se fundó como cooperativa en el año 1948, en Palermo con una buena inserción barrial que lejos de la elite porteña, alienta la educación con contención y una cuota baja. Más de cinco décadas después, en 2012 falleció el dueño del edificio y su familia decidió dejar de alquilarselo. Tufillo a negocio inmobiliario olieron trabajadores y trabajadoras, que no pararon y dos años después se mudaron a otro inmueble en Constitución y Prudan, San Cristóbal.

A fines del año pasado les llegó otra mala noticia: la Ciudad quería quitarles el subsidio con el que pagan el 80 por ciento de los sueldos. “El hecho de que no cumplamos con un número es en beneficio de los chicos”. Lo plantea la trabajadora y tiene razón: una escuela con grupos reducidos permite hacer un seguimiento mucho más personalizado de quienes estudian, con especial atención en sus particularidades y preocupaciones. A pesar de los palos, arrancaron el Ciclo Lectivo 2016 “con todas las pilas” e invitando a que se sumen a la comunidad educativa: “Hoy nos faltan cuatro alumnos para completar la matrícula de 1er año y mantener el reconocimiento del curso… te sumás?”.

Junto a Autogestionadas, Silvia aprovechó un recreo para repasar la educación cooperativa y sus perspectivas desde esa escuela en donde las voces de quienes estudian siempre son escuchadas.

En ese sentido, ¿qué cambió la Ley de Educación Nacional y la resolución de diciembre del año pasado, que incluyen a las escuelas de “gestión social y cooperativa”?

Nosotros nacimos como cooperativa de enseñanza. Hace 80 años que el colegio existe como cooperativa de enseñanza. Lo sufrimos y lo disfrutamos. Muchas veces, la mayoría, donamos parte de nuestros sueldos para lo que haga falta. Con la mención de ‘gestión social y cooperativa’, la sociedad, tal vez, ahora nos mira un poco distinto.

¿Y cómo seguirían avanzando?

No nos hemos sentado a dar un debate sobre qué necesitamos, porque siempre estamos luchando por permanecer a flote. Nuestro esfuerzo intelectual pasa por cómo subsistir. Hoy lo que le pedimos al Estado, concretamente, es que nos reconozca que con cursos chicos, la gestión es distinta. Cuando hacemos una enseñanza diferente, inclusiva, a chicos que son excluidos en otras escuelas, tenemos que ser reconocidos. El hecho de que no cumplamos con un número es en beneficio de los chicos. Nuestros chicos están saliendo a las universidades. Los que nos eligieron son personas a las que hay que buscarles la vuelta y nosotros, como cooperativa, podemos hacerlo.

¿Cómo son las paritarias o las exigencias al Estado de parte de una escuela cooperativa?

Nosotros con el Estado vivimos en lucha permanente, pero a la vez el Estado nos subsidia, entonces somos muy partidarios del diálogo. Nos quejamos, pero con charla, con debate, y no violentamente. Mostramos nuestra realidad, mostramos que no podemos subsistir y tenemos que bajar las persianas. Si nos ayudan un poco más, podemos seguir educando a una camada de manera diferente. Tenemos que hacer que lo entiendan. Si entramos en lucha directa, corremos riesgo de que nos saquen la subvención. Somos rehenes del Estado.

Incluso tenemos un edificio alquilado, por lo que tenemos como meta lejana conseguir una línea de créditos para comprar.

Que nadie quede afuera

“Desde el momento de su fundación, nuestra cooperativa tomó la decisión de otorgar becas de ayuda ecómica en un cantidad no menor al 10 ciento del total de alumnos. Estas becas pueden ser del 100, 50 o 25, según la particularidad de cada caso. Ante la solicitud de este beneficio, se establecerá una reunión entre la familia y el equipo directivo para acordar el porcentaje”, señalan desde el Nueve.

Fuente: Autogestionadas

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