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A 40 años del golpe, profundizar la democracia

 

Después del 24 de marzo de 1976, las asambleas en las cooperativas fueron una de las pocas instancias donde la ciudadanía pudo mantener viva a la democracia.

 

Ese compromiso, 40 años después, se refuerza en la condena al Terrorismo de Estado que bañó de sangre a nuestros pueblos y en la práctica diaria de la cooperación, que permite consolidar la democracia a nivel institucional a la vez que demuestra la necesidad de profundizarla en todos los rubros de la economía.

Desde hace más de un siglo en nuestro país existen como empresas organizadas democráticamente. Un socio, un voto. El capital, al servicio de las personas. Compromiso con la comunidad. Responsabilidad social y eficiencia económica, de la mano.

No hablamos de un modelo marginal, simpático pero inviable. Hablamos de un sistema que involucra en Argentina a unas 10 millones de personas, directa o indirectamente. Es difícil concebir tal magnitud desde las grandes urbes, donde compañías extranjeras dominan gran parte del territorio, la producción y los servicios.

Es fácil constatar que en estas últimas las decisiones son bien lejanas al usuario, un número más sin la posibilidad de participar siquiera a veces como mero reclamante de un servicio útil.

Mientras tanto, en más de mil localidades de toda la geografía nacional, son las cooperativas formadas por los vecinos aquellas que posibilitaron el desarrollo local.

Se autoabastecieron de energía eléctrica, de agua potable, de gas, de telefonía. Posibilitaron la instalación de industrias, en muchos casos también bajo la forma de cooperativas, formadas por trabajadores que deciden de forma autónoma su destino.

Allí son todos los asociados quienes eligen al presidente de la empresa, porque en definitiva cualquiera de ellos puede serlo. La democracia se pone de manifiesto en cada acción, dentro y fuera de la organización.

Las cooperativas atravesaron períodos de todo tipo, incluso las feroces dictaduras que no sólo cercenaron la democracia política sino que, como la última, ejecutó con brazo militar y sostén civil un modelo de concentración y extranjerización económica inéditas y, en gran medida, vigente.

A cuarenta años del último Golpe de Estado, el reclamo y el compromiso debe ser más y mejor democracia en la política, en la economía, en la cultura y en la comunicación, entre otros órdenes. Para eso estamos las cooperativas.

Fuente: Cooperar

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