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Valor agregado a escala artesanal ¿La solución de sustentabilidad para los productores locales?

 

Las fábricas familiares están adaptadas para una escala de producción que las familias puedan manejar y generar puestos de trabajo en la región, no nos planteamos esquemas industriales a gran escala porque entraríamos en otro juego de costos que nos llevaría al gran problema de la perdida de productores y deserción de fincas donde los números tienen que cerrar para la fábrica y no para las familias de productores.

Situación del sector primario de producción

Es más que conocida la situación económica de nuestros pequeños productores de Mendoza, es un suceso de nunca acabar, nuevas chacras o fincas abandonadas todos los años y en estos últimos años no solo hablamos del pequeño, sino también de la gran mayoría de los medianos y hasta aquellos que tiene grandes parcelas para cultivar tierras entran en esta crisis productiva, económica y social.

La situación mendocina amerita un exhaustivo análisis que no vamos a profundizar en este pequeño informe. Nos orientaremos en una experiencia concreta de producción que viene llevando adelante y proponiendo para el resto de los productores la cooperativa COOPAFES ubicada en el cinturón verde de la provincia de Mendoza con productores en Lavalle, Maipú y Guaymallén. A pesar de ello no cabe ninguna duda que la producción tal cual es hoy en la provincia de Mendoza es obsoleta y necesita refundarse e innovarse por igual en todas sus actividades, ni siquiera la gran industria vitivinícola escapa a esta problemática general, que se le suman muchísimas aristas entre las que podemos nombrar la falta de ordenamiento territorial que viene permitiendo una avanzada enorme de lo urbano sobre lo rural perdiendo cada año tierras con agua (el valor fundamental en Mendoza) que pueden producir y lo que sintetiza una proyección sombría aumento poblacional con descenso de la producción de alimentos. También, en esta misma arista de ordenamiento territorial, la falta de reglamentación de tierra que nos lleva a tener un gran número de productores y campesinos sin el título de su propiedad, que han convivido en ella de generación en generación y debido a esta “falta de papeles” sus tierras son vendidas a grandes empresarios que acusan desconocer que ellos viven ahí, lo raro de ese relato es que van con topadoras y oficiales de la policía, si no había nadie por que ir con elementos de desalojo.

Como se dijo el análisis es complejo y requiere horas de evaluación en muchos sentidos, por ellos vamos a la experiencia concreta.

En que consiste el modelo de producción COOPAFES

La idea surge con el objeto de lograr economías de escala artesanal y reducir los costos totales unitarios para cada productor y su familia, por lo que en primera instancia se comienzan a adquirir los insumos necesarios para producir en forma centralizada.

En 2008 estas acciones de conjunto dan lugar a la conformación de la COOPAFES y seguidamente se idea y acuerda un protocolo de buenas prácticas de manufactura con planificación de producción mutua para dulces y sobre todo el fuerte de la cooperativa, tomate triturado. Esto consiste en establecer en los terrenos de los socios de la cooperativa fábricas familiares de 8mx4m a escala artesanal con una capacidad productiva de 800 botellas de 950cm3 por día de tomate triturado.

Que beneficios trae este modelo

Ante esta nueva situación mundial y nacional de fluctuación e inestabilidad en los precios de los alimentos, este modelo ha servido para sostener la sustentabilidad de las familias participantes en la cooperativa, ya que generamos valor agregado de lo que producimos, a su vez envasamos y etiquetamos en origen; presentándole al consumidor un valor agregado único, el tomate triturado “Sabores del Huanacache” un alimento sano de gran calidad e inocuidad con sabor a tomate, sin conservantes, ni nada que nos modifique ese sabor único que tiene “lo casero”.

Como se dijo, esta sustentabilidad está dada por que cortamos muchísimas cadenas de intermediación en todo el proceso de elaboración, desde la semilla hasta la botella terminada es hecho por las familias productoras.

A su vez las fábricas familiares están adaptadas para una escala de producción que las familias puedan manejar y generar puestos de trabajo en la región, no nos planteamos esquemas industriales a gran escala porque entraríamos en otro juego de costos que nos llevaría al gran problema de la perdida de productores y deserción de fincas donde los números tienen que cerrar para la fábrica y no para las familias de productores, la cooperativa compra todos los insumos de producción a las familias que luego recupera con la venta de las botellas, por lo cual se le pone un precio al producto terminado pensando en la sustentabilidad de las familias (siempre estamos pagando por encima del precio de mercado por kilo de tomate) retroalimentar esos insumos más gastos en asistencia técnica y producción, con todo esto seguimos llevando al consumidor un producto por $18, por debajo de la mayoría de los que elaboran a gran escala industrial, lo cual deja muy claro que el verdadero causante inflacionario en los alimentos es el intermediario y las grandes cadenas comerciales concentradas.

Por esto mismo, venimos llevando a cabo innovaciones en productos hortícolas que puedan tener algún proceso de transformación industrial y dejando pocas parcelas para fresco, quedando a criterio del productor familiar si el con sus ahorros decide invertir en un mercado que presenta también grandes problemas de concentración en la cadena con el acopiador y el comercializador, más una cierto grado de suerte que hay que tener con las contingencias climáticas, siendo Mendoza en ocasiones un lugar de alto riesgo.

Por lo tanto con esta experiencia de valor agregado en origen asociados en cooperativa, logramos que los hijos de las familias se queden en el campo, generando condiciones de sustentabilidad y desarrollo en la región, evitamos de alguna manera la gran competencia laboral de la ciudad y en donde en muchos casos aquellos productores que emigran no puestos de trabajo y aumentan la plantilla en asentamientos marginales, más conocidos como villas miseria.

Fuente: Revista Universitaria

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