Argentina: las cooperativas cuidan el trabajo y lo dignifican
Una parte del sector empresario fue llamada hace unos días a cuidar las fuentes laborales y el poder adquisitivo de la población, cuestión que las cooperativas logran con mejores resultados en todo el Mundo. Son la contracara del desempleo, la precariedad y la explotación.
Hace algunos días el presidente, Mauricio Macri, se reunió con cien ejecutivos de grandes empresas y les pidió que cuiden las fuentes laborales, en un contexto nacional que marca la reaparición del desempleo como problema central de la agenda.
Esto se entremezcla con tendencias mundiales alertadas en forma reciente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre ellas el envejecimiento de la población, la vertiginosa reconversión tecnológica y la evolución de las competencias solicitadas por los empleadores, además de la persistencia de las desigualdades, la conflictividad social y la caída de la participación de los salarios.
El futuro no parece alentador. Según esa entidad, en los próximos años seguirán aumentando hasta niveles sin precedentes los niveles de desempleo, precariedad e informalidad. Es una realidad que golpea particularmente a las nuevas generaciones y que se suma al drama de la explotación infantil y las condiciones de esclavitud en actividades como las textiles.
Frente a esto, las cooperativas demostraron tener más capacidad de resguardar las fuentes de trabajo en épocas de crisis, según constató en diez países –entre ellos Argentina- la Organización Internacional de Cooperativas de Producción (Cicopa).
Esa entidad reveló además -en 74 países que albergan al 79% de la población mundial- que el empleo dentro las cooperativas o en su entorno comprende a por lo menos 250 millones de personas en los más diversos rubros de la economía.
En nuestro país, donde la mitad de la población está vinculada directa o indirectamente a una cooperativa, este tipo de empresa fue responsable de recuperar medio millón de puestos laborales luego de la crisis de comienzos de siglo.
Le dio la posibilidad de reinsertarse en la sociedad tanto a personas condenadas a la cárcel como a quienes están ilegalmente prisioneros en talleres clandestinos. Además, reactivó 300 pymes quebradas o vaciadas, en una práctica que se propagó por muchísimas latitudes y es hoy común en países como España, Francia, Italia y Estados Unidos. El propio Presidente de la Nación pudo ver en persona un ejemplo en su visita a una fábrica de calzado gestionada por sus trabajadores en Corrientes, semanas atrás.
Por otro lado, las miles de cooperativas de servicios públicos, las agropecuarias, las de consumo, las de turismo, las de vivienda y las que se desempeñan en tantos otros rubros, son formadas por los propios ciudadanos y enfocan su actividad al desarrollo local y de las economías regionales. De ese modo, promueven el arraigo de los jóvenes, canalizan su vocación emprendedora, abren nuevas oportunidades y generan fuentes de empleo sostenibles en el tiempo.
El diagnóstico internacional abordado arriba sugiere un escenario al menos incierto en cuanto al devenir del mundo laboral. Los gobiernos, además de dialogar con los representantes más poderosos del empresariado, tienen la opción de apostar a nuevas formas de organización que se configuran bajo parámetros de responsabilidad social y eficiencia económica a partir de su propia génesis democrática y comprometida con la comunidad.
Es entonces una nueva oportunidad para sentar las bases de un modelo productivo que sea a su vez creador de oportunidades. Un modelo que, tomando el ejemplo y la trayectoria de las cooperativas, cuide el trabajo y lo dignifique.
Fuente: Cooperar