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Contaminación, pero no peligro

 

El organismo de las Naciones Unidas que investigó las consecuencias del derrame de la Barrick Gold concluyó que el impacto alcanzó la zona cercana a Veladero y que no llegó al río Jáchal, aunque sí al Potrerillos, cuyas veras y sedimentos aconsejó limpiar.

Un organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dio a conocer un informe que asegura que el derrame de agua cianurada de la mina Veladero, en el departamento de Iglesia, en San Juan, ocurrido en septiembre pasado, “no afectó a las poblaciones cercanas” y que el impacto ambiental “alcanzó a dos zonas cercanas al emprendimiento”.

Según explicó ayer el secretario de Gestión Ambiental y Control Minero de la provincia, Marcelo Ghiglione, el informe de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops), realizado con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), “ratifica lo que el organismo determinó preliminarmente” tras el accidente en la mina de Barrick Gold.

Según el funcionario, “el informe dejó en claro que del derrame ya no queda ningún rastro en los ríos y las zonas que se vieron afectadas”, y sostuvo que “no afectó a las localidades pobladas cercanas al proyecto”.

Ghiglione indicó que el informe, de 365 páginas, “aclara que el impacto sólo alcanzó a la zona cercana a Veladero y que no llegó a los ríos La Palca, Blanco y mucho menos al Jáchal”, ubicados aguas abajo de la mina.

El organismo indica en su informe que tomó 165 muestras entre el 5 de octubre y el 1º de noviembre de 2015, a lo largo de 200 kilómetros de vías fluviales, entre el punto de descarga y la desembocadura del dique Cuesta del Viento. También asegura que “al momento de los análisis, el río Potrerillos y parte del De las Taguas, que son los más próximos al emprendimiento minero, fueron los que se encontraban afectados por el derrame”, y que “en cuanto al resto, en la continuidad del río De las Taguas y La Palca, el Blanco y el embalse Cuesta del Viento, hasta aguas abajo en el río Jáchal, no se han constatado evidencias de anomalías asociadas al incidente ambiental”.

No obstante, los investigadores indican que encontraron “lodos con concentraciones de cianuro y metales en el cauce del río Potrerillos”, y que recomendaron “la remoción de dichos sedimentos”.

Sin embargo, Ghiglione consideró que “no fue necesario llevar a cabo dicha tarea porque el caudal de agua amortiguó el impacto” y que “rápida y naturalmente se recuperaron los sedimentos, las vegas y el medio ambiente en la zona en la que se produjo el vertido”.

El documento resalta que la fuga de solución cianurada “no tuvo consecuencias en el agua que abastece a las localidades iglesianas de El Chinguillo, Malimán y Angualasto, que se encuentran pegadas al río Blanco y son los poblados más cercanos a la mina”.

Esto es así porque “las fuentes de agua para dichos pueblos no se encuentran en la ruta de transporte de eventuales contaminantes por el cauce del río Blanco”, ya que provienen de formaciones que “se extienden al este de la cordillera de Colangüil”.

El estudio también señala que “tampoco se han constatado evidencias de anomalías sobre ningún punto situado aguas abajo de dichas poblaciones”.

Alejandro Rossi, asesor en Medio Ambiente de Unops, remarcó que el derrame “no puso en peligro la vida humana” e informó que hoy, durante toda la jornada, el organismo de la ONU explicará en el Museo de Bellas Artes de San Juan, “el alcance del informe y sus conclusiones a todos los interesados”.

Fuente: Página 12

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