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El almuerzo que nos quieren hacer tragar las trasnacionales de la agricultura

 

La batalla por el control de los insumos agrícolas apenas comienza. ¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Quién engullirá a quién? ¿Los rudos de la maquinaria a los ejecutivos informáticos?

La oferta de 62 mil millones de dólares que hizo Bayer para adquirir Monsanto no ha prosperado, al menos hasta el momento de escribir esta nota, pero ambas partes siguen negociando. Llevamos casi dos años con la hipótesis de que los Seis Gigantes Genéticos terminarán fusionándose para convertirse en Tres Titanes. Si ello ocurre (y es un muy importante “si”) y se consuman los matrimonios entre Dow y DuPont, ChemChina y Syngenta, y Bayer con Monsanto, la solterona del baile será BASF, que tendrá que engancharse con otra o desaparecer. En términos relativos, el área de agricultura representa poco para la gigantesca corporación química alemana, aunque en 2014 tuvo ventas por 7 mil 200 millones de dólares en insumos químicos y controla el 11.5% del mercado global de plaguicidas (agrotóxicos).

Aunque BASF invierte en investigación y tecnologías de fitomejoramiento, no vende semillas directamente. Sin embargo, la empresa colabora en investigación y desarrollo para todos los eslabones de la cadena industrial de producción de alimentos: con Monsanto, en el desarrollo de caracteres transgénicos; con Yara, en la producción de amoniaco para fertilizantes; con Evolva, compañía de biología sintética, en el desarrollo de plaguicidas; con Cargill en el desarrollo de sus aceites con alto contenido de omega 3; con Deere & Co, en las ventas de seguros de cosecha y agricultura de precisión, y tiene acuerdos para licencias cruzadas con las más importantes corporaciones semilleras incluyendo a Monsanto, DuPont y Dow. BASF podría dar a Bayer un susto proponiéndole matrimonio a Monsanto, o podría decidir que va a sobrevivir con sus activos actuales. O podría, simplemente, deshacerse de su negocio de fitomejoramiento. Si lo hace, probables compradores serían Deere & Co., CNH o AGCO (número 1, 2 y 3 respectivamente en maquinaria agrícola).

A primera vista, parece mal momento. No solo porque las compañías de semillas y químicos se encuentran en problemas, con las ventas cayendo y las deudas aumentando, sino que el negocio de la maquinaria agrícola también está en apuros, con muchos agricultores sin capacidad de pagar artículos de gran valor, como tractores y cosechadoras, con los precios del acero muy altos y los mercados deprimidos en economías como China y Brasil, lo cual afecta sus importaciones y exportaciones agrícolas.

Fuente: Biodiversidad de América Latina y el Caribe

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