Escuelas de agroecología de América Latina: semillas de futuro
A lo largo y ancho de América Latina se vienen multiplicando, de la mano de la CLOC-Vía Campesina, escuelas agroecológicas que intentan multiplicar las experiencias que cada organización realiza en los territorios para lograr que cada día sean más los jóvenes que elijan formarse para que —desde la organización, la lucha territorial, la investigación y la producción— puedan defender sus sistemas de vida, sus comunidades y sus bienes comunes.
Cada escuela tiene su propio perfil, no podía ser de otra manera, pues cada lugar, cada cultura y cada pueblo tiene sus propias características. A todas las une la lucha por la soberanía alimentaria, por las semillas y por una reforma agraria integral. Los desafíos son muchos y en este Vistazo queremos homenajear a los miles de jóvenes que hoy apuestan por un futuro tejido desde sus raíces.
Frente a las políticas neoliberales que han globalizado todos los territorios surgen respuestas de resistencia y lucha de movimientos sociales organizados. Destaca la articulación internacional de organizaciones del campo: la Vía Campesina Internacional (VCI), que viene forjando una propuesta fundada en la agroecología y la soberanía alimentaria. Desde su estructura organizativa horizontal y colectiva, la VCI busca construir unidad entre organizaciones del campo impulsando luchas, campañas y procesos de formación en agroecología. Se forja así su propio pensamiento y la conciencia de su propia clase. Los procesos de formación de la VCI, en especial en Latinoamérica, se pueden considerar a dos niveles. En primer lugar poniendo esfuerzos en la formación de base: talleres, campañas, y el método “campesino a campesino” buscando llegar al máximo número de campesinas y campesinos. En segundo lugar está la estrategia de construcción de escuelas e Institutos de Agroecología con cursos técnicos, ingeniería y posgrados, apuntando elementos estratégicos de la soberanía alimentaria y la agroecología.
Citamos como ejemplo los institutos de agroecología Latinoamericanos-IALA como el IALA Paulo Freire, ubicado en Venezuela y el IALA Guaraní ubicado en Paraguay, con el curso de Ingeniería en Agroecología. El IALA Amazónico ubicado en la región amazónica de Brasil con el curso de Especialización en Agroecología. Está la Escuela Latinoamericana de Agroecología-ELAA, en el sur de Brasil con el curso de Tecnólogo en Agroecología y la Universidad Campesina-UNICAM en Argentina, con cursos libres y talleres de agroecología. Estos procesos se destinan al campesinado de las organizaciones sociales de la Vía Campesina. Son experiencias de formación política y agroecológica realizadas por La Vía Campesina, junto con sus procesos organizativos, sus luchas y discusiones. Son acciones claras contra la hegemonía del capital en el campo y sus consecuencias. Experiencias de formación: la Vía Campesina Sudamérica, Andrea Francine Batista.
Mientras las universidades tradicionales siguen adiestrando miles de “técnicos” (promotores del agronegocio), desde 2006 la Vía Campesina desarrolla experiencias novedosas, creando espacios de formación agroecológicos que democratizan el debate, el conocimiento, las ciencias y tecnologías. Estos espacios, incluyendo los nuevos IALA en Paraguay, Brasil y Nicaragua, son lugares donde la formación se orienta al pensamiento crítico y, a la vez, busca dotar a la juventud con herramientas prácticas para construir soberanía alimentaria. Estos espacios son conquistas sociales, resultado de la lucha y la movilización por una educación que dignifique la realidad campesina. Son espacios de educación popular fundamentada en principios filosóficos como la educación desde y para la transformación social: formar mujeres y hombres con nuevos valores, con un nuevo emocionar ante los demás seres humanos que lleve al accionar para la transformación social, optando siempre por los pueblos y rechazando opciones de vida promovidas por el capital. Se plantea el rescate de los más elevados valores humanos como la solidaridad, la humildad, la igualdad, la justicia, la honestidad, el internacionalismo, y el respeto a la naturaleza como fundamento de la praxis de los sujetos en formación.
Otro principio es la educación desde y para la diversidad. El neoliberalismo promueve una cultura única en que se universalizan anti-valores como el consumismo, la dominación y el egoísmo. La educación agroecológica, al contrario, retoma la lucha indígena, negra, feminista, anticolonial y antiimperialista de más de 500 años. La agroecología se pone frente a la cultura única y defiende la gran diversidad popular de la humanidad, la biodiversidad como principio organizador de la Madre Tierra y la pluralidad de saberes.
La educación desde y para el trabajo y cooperación: rescatar el trabajo como medio dignificador del ser humano implica un trabajo como acción liberadora y no como cosificador del sujeto trabajador. El estudio va vinculado al trabajo productivo y al trabajo comunitario y viceversa. Se plantea formar nuevas ciudadanas y ciudadanos desde una nueva relación sustentada en el diálogo y en la horizontalidad, donde la cooperación se convierte en una necesidad ética tanto en el estudio como en el trabajo. Es entonces una cooperación expresada entre quienes se educan, entre estas personas y quienes facilitan y entre ellas y las comunidades.
La educación desde y para la rebeldía, en palabras de Paulo Freire, implica que “luchamos por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”. Empujar una educación desde nuestra inconformidad con el sistema pero al mismo tiempo canalizar procesos de lucha que se orienten a la transformación social, a la humanización de las personas. Formación agroecológica para la soberanía alimentaria, Adriano Muñoz, Nils McCune, y Juan Reardon.
Esta institución fue concebida como ámbito en que la educación implica responsabilidad con lo público, lo democrático y democratizador, un espacio para impulsar el desarrollo endógeno y sostenible; un espacio ético-político para promover la construcción de una ciudadanía comunal latinoamericana; para la formación integral incluyente de lo científico-humanístico sin discriminación de los saberes ancestrales. El Instituto es un centro de educación universitaria que forma a estudiantes latinoamericanos y caribeños procedentes de la base de los movimientos campesinos, quienes al regreso a sus países, regiones y localidades de origen, contribuirán con el desarrollo endógeno, integral y agroecológico al tiempo que fortalecerán las luchas contra el neoliberalismo, los agronegocios, la dependencia en todas sus formas y la depredación ambiental. El trabajo se orienta directamente al logro de la soberanía alimentaria y la integración solidaria de los pueblos de América Latina, el Caribe y el mundo, en el marco de la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Su misión es formar estudiantes, postulados por los movimientos campesinos, indígenas y afrodescendientes organizados de Latinoamérica, el Caribe y África como profesionales integrales altamente capacitados para transformar los modos de producción agropecuaria, sustentados en el enfoque agroecológico. Instituto Universitario Latinoamericano de Agroecología “Paulo Freire” (IALA)
La juventud de la escuela seguimos trabajando, previo almuerzo y recreo por las lagunas saladas que hacen parte del territorio de la comunidad Hornos Colorados. En ronda, sentados en la tierrita buena, escuchamos el testimonio de Patricia, militante egresada de Agroecología en 2010, memoria viva del proceso de formación. Con la alegría que la caracteriza nos dijo: “queremos compartir la experiencia de cómo arrancamos la escuela, participando desde el movimiento, y un caso de cerca les cuento, fiero, pero lindo a la vez. Cuando empezamos a pensar la Escuela de Agroecología (EA) y la posibilidad de que jóvenes no se fueran a otros lados sino que se quedaran en el campo, pensábamos cómo iba a ser esa escuela, las materias, pensábamos grupalmente. Un día llegué a la terminal de Quimilí, para reunirnos a pensar la escuela, y era un día de mucha helada. Empecé a caminar y de repente me encontré en el suelo. En ese momento veníamos de varias noches defendiendo el territorio, parando topadoras, sin dormir. Cuando me levanta un compañero seguí caminando con la rodilla muy mal, así llegué hasta la rotonda y ahí me tiré porque no daba más. Al otro día cuando comenzamos las actividades, pensaba, ¿por qué yo no pude terminar la escuela primaria. Y pensaba: ¿para quién estoy pensando esta escuela? Y cuando reflexionamos “qué será el día de mañana” tenemos que pensar que el sistema no nos coma con la propaganda, con el consumismo.
En Santiago cambió mi forma de vida. El movimiento a mí me ha cambiado, la forma de pensar, de expresarme”, finalizó ante los fuertes aplausos de la compañerada. Como tratamos siempre de practicar la paridad de género, escuchamos al compañero Gonzalo de la central de Pinto que nos contó: “desde que nació (la escuela) hasta hoy, es otra cosa, es grande y tiene un montón de cosas, ha ido evolucionando y lo que va cambiando es un grupo, una persona, una familia; nos transforma a todos. Nos encontramos también experiencias de esa vuelta al campo. Eso que se viene haciendo de a poquito es un objetivo que buscamos, somos muchos y empezamos a sumar para hacer esa vuelta. Muchos compañeros que están en las ciudades han sido expulsados, de una manera u otra del lugar donde eran. Mi mamá tuvo que ir a trabajar en Buenos Aires, ella iba a trabajar y volvía a su casa, hasta que se fue del todo, y de ahí cambió la vida. Esos cambios que se dan en la vida, irse por trabajo, por cuestiones económicas, por la comida. Viví en Buenos Aires hasta los 15 años. Ahí mi mamá decidió volverse porque quería estar donde nació.
Venirme fue un gran cambio de vida, de forma de vivir. Uno por ahí charla con la gente y decía “la vida en el campo es más linda”, uno donde vive (en la ciudad) la tiene que pelear en todo. Pero en el campo descubrimos que tampoco es fácil vivir: lo que más nos ha llenado es la mística de la organización. En 2005 participé por primera vez, solo, porque iba siempre con mi mamá. En una reunión de central llegaron de Quimilí, Gustavo y Txesco a invitarnos al campamento y querían llevar a alguien para la previa, dijimos que sí y esa tarde nos fuimos. En Quimilí había montón de gente que nunca había visto.
Esa experiencia fue muy grande y de ahí empezó esa vida. Eso me marcó la vuelta al campo y de ahí un proceso de formación hasta hoy. La organización me ha enseñado un montón de cosas: solidaridad, compañerismo, sentirme militante. Esos 3 años de la Escuela de Agro fueron muy importantes. Los 17 que terminamos esos 3 años, entramos a la Escuela de Agroecología sin saber nada. Vivimos esa experiencia intensamente, como familia, como compañeros, y ver como se iban sumando más compañeros de otros lados. Hoy en la EA hay cumpas que han vivido en los barrios y eso nos llena un montón, nos demanda mucha tarea y trabajo, porque es difícil convivir. Esa mezcla ciudad-campo es para demostrarle al sistema que sí se puede, que es posible.
Ayer con algunos cumpas nos acordábamos de cómo Román hacía 40km en bicicleta; ese cumpa venía y capaz estaba 2 o 3 días sin poder volver a la casa, porque llovía. Nosotros venimos porque nos sentimos parte de esto, venimos porque hay algo adentro que nos mueve. Muchos han quedado en el camino. La experiencia se puede dar a conocer por medio de testimonios, porque cada testimonio es diferente, eso ayuda a sumar. La escuela de Agroecología del MOCASE Vía Campesina, inicia su segundo cuatrimestre 2014 en territorio comunitario en resistencia.
Luego de 2 años de funcionamiento y trabajo, en la localidad de Jocolí, al norte de Mendoza, la Escuela Campesina de Agroecología, cuya dirección está a cargo de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST), ya cuenta con el reconocimiento oficial para funcionar autónomamente.
La semana pasada, mientras transcurría el periodo presencial de la Escuela Campesina, hemos tenido una gran conquista. El lunes 19 se firmó, junto a la Dirección General de Escuelas, el convenio de creación de la Escuela Campesina de Agroecología, una escuela surgida desde nuestras comunidades, desde familias campesinas que luchamos por una educación liberadora y no domesticadora. La educación para nosotros y nosotras no se reduce a un aula, como símbolo de estudio, la entendemos como un proceso permanente, en cada mateada, en cada encuentro, en el diálogo e intercambio de saberes, en la convivencia, en el trabajo colectivo y voluntario, en los momentos de debate y reflexión, en la producción. Son momentos y acciones que sintetizan nuestra idea de educación, lo que nos permite transformarnos en hombres y mujeres nuevos que contribuyan y luchen por un mundo más humano. Esta conquista nos desafía aún más a redoblar los esfuerzos, fortalecer el estudio y la formación de educandos y educadores. En el marco de estos diez años de lucha campesina seguiremos luchando porque la educación campesina y agroecológica sea un derecho efectivo para todo el pueblo. Argentina, la escuela campesina de agroecología en Mendoza logro la aprobación oficial, 2012.
“El estudio no se mide por el número de páginas leídas, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”, dijo Paulo Freire. Más de 160 jóvenes provenientes de las diversas provincias que componen nuestra Argentina se dieron cita en Mendoza entre el 22 y el 27 de junio en la Escuela Campesina de Agroecología de la Unión de trabajadores rurales Sin Tierra-UST en Jocolí, Lavalle. Esta semana se pudo concretar la propuesta que se venía trabajando en el Colectivo de Formación y Educación del Movimiento Nacional Campesino Indígena-MNCI, desde hace años, de poder reunir las distintas experiencias educativas y formativas que se vienen trabajando en las distintas organizaciones territoriales que componen al MNCI. Los reunidos analizaron el rol estratégico de los procesos de formación en construir los movimientos sociales y emancipar a los pueblos, porque hay convencimiento de que se camina día a día basándose en otra forma de concebir a la educación como parte de la vida campesina, garantizando la directa relación entre la teoría y la práctica, en el análisis crítico de la realidad para construir alternativas al sistema capitalista. La metodología y los métodos empleados en los distintos talleres programados se trabajan desde la concepción de la educación popular, con la agroecología en sus dimensiones políticas, sociales y económicas como antagónica al agronegocio.
La mística de cierre de este primer encuentro hizo hincapié en que nosotros somos historia y hacemos historia, porque tenemos recuerdos, memoria e identidad. I Encuentro Nacional de Escuelas Campesinas de Agroecología —Jocolí, Lavalle, junio 2015
Una organización que reúne a unas 10 mil mujeres campesinas e indígenas de Chile lanza un instituto de agroecología para el campesinado femenino del sur americano.
La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri) capacita desde hace años a miles de personas a través de la red internacional La Vía Campesina y trabaja con base en la soberanía alimentaria. El Instituto de Agroecología de las Mujeres del Campo, al que pusieron la sigla IALA, será el primero de América Latina destinado sólo a un público femenino y se emplazará en la localidad de Chépica, 180 kilómetros al sur de Santiago, en el poblado de Auquinco, “agua que resuena” en lengua mapuche. “Perseguimos no un sueño, sino un reto”, dijo a Tierramérica la directora internacional de Anamuri, Francisca Rodríguez, encargada del IALA. El proyecto tiene un centro político, “la producción de alimentos para resolver los problemas del hambre”, precisó. “Es fundamental buscar los caminos que nos permitan seguir sobreviviendo y existiendo como un sector importante de la agricultura en medio del ataque feroz hacia los campesinos, que tiene que ver con los sectores productivos, pero también con los modelos de consumo”, añadió. La formación del IALA se orienta a defender la agricultura familiar campesina, dijo. Es un esfuerzo por sumarse a “la gran tarea” de los Institutos de Agroecología de América Latina de los que tomó su sigla, puntualizó.
En la historia de la agricultura chilena, el hombre siempre dominó la escena, con la mujer “relegada al ámbito doméstico, el procesamiento de alimentos, la manutención de la casa y la crianza de animales menores”, dijo a Tierramérica el antropólogo Juan Carlos Skewes. Pero “está olvidada su contribución, para mí fundamental, al trabajo agrícola y al proyecto de desarrollo alternativo que es la huerta”, añadió. Campesinas de Chile enseñarán agroecología a la región, Marianela Jarroud, enero 2014
La escuela nacional de agroecología de Anamuri, forma parte de un caminar iniciado hacia la creación del primer Instituto Latinoamericano de Agroecología (IALA) para las mujeres en Chile y el continente, teniendo entre sus objetivos el fortalecer la identidad campesina y tomar como referencias experiencias de procesos formativos de los IALAs de la CLOC-Vía Campesina. Anamuri trabaja arduamente por reconstruir la casa que será el lugar de encuentro de las mujeres del campo, determinado como centro de formación para el futuro Instituto Latinoamericano de Agroecología. En la Escuela Nacional de Agroecología participan alumnas que estuvieron en la primera etapa de formación, correspondientes a las escuelas interregionales de agroecología. Por tanto, la escuela nacional se constituye en el la segunda etapa formativa que desde Anamuri se ha diseñado en términos curriculares, incorporando contenidos políticos y prácticos que engloban el sentido y desarrollo de la agroecología. Chile: Escuela Nacional de Agroecología “Sembradoras de esperanzas”, mayo 2015
A más de 20 años de formación política de la CLOC-Vía Campesina y con el objetivo de establecer líneas políticas que ayuden a reafirmar un plan de acción común de agroecología de los distintos procesos de la formación en las organizaciones, se reunieron los Institutos de Agroecología de Latinoamérica (IALAs) y escuelas agroecológicas emergentes. En la Escuela Latinoamericana de Agroecología (ELAA), en Lapa (Paraná), Brasil, se festejó su décimo aniversario de funcionamiento y, paralelo al desarrollo del curso de formación política del Cono sur que allí se realiza, se desarrolló el seminario de Agroecología de CLOC-Vía Campesina, del 28 de junio al primero de julio. En el seminario se presentaron las experiencias de los IALAs y nuevos procesos, entre ellos la Escuela Latinoamericana de Agroecología (ELAA); la Escuela Nacional Florestan Fernández; el IALA Amazónico y la Escuela Milton Santos, de Brasil; el IALA Paulo Freire de Venezuela; el IALA Guaraní de Paraguay; la Universidad Campesina (Unicam) de Argentina; el IALA José María Cano de Colombia; el IALA mujeres Chile; la Escuela Campesina Francisco Morazán de Nicaragua y la Escuela Nacional de Agroecología (ENA) de Ecuador.
Los debates giraron en torno al sentido de la formación, las metodologías, los contenidos, las mallas curriculares, los comités políticos pedagógicos y la difusión. Además, visibilizaron las dificultades y proyecciones. Se propuso que la formación política en cada proceso, debe propender en CLOC-Vía Campesina a la formación permanente y contribuir a la vivencia de una nueva ética y nueva moral hacia la emancipación humana desde una perspectiva de género. También se visitaron y realizaron trabajos voluntarios en algunas de las experiencias de producción agroecológica que hay entre los asentados. El colectivo de participantes al seminario compartió espacios culturales y de mística con los estudiantes de la ELAA y con los niños y niñas de la escuela municipal do campo contestado, en donde estudian los hijos de los asentados, militantes de luchadores del Movimiento Sin Tierra, MST. Brasil: Culminó seminario de Agroecología CLOC-LVC en la ELAA, julio 2015
Quienes son protagonistas de esta transición tienen que superar las categorías de consumidores o productores, hacia una nueva categoría de ciudadanía productiva y responsable. La construcción del nuevo sujeto rural es tarea de la educación. Un proceso realizado por los movimientos sociales para su propia juventud, con el objetivo de multiplicar y profundizar la conciencia agroecológica entre las bases del campesinado afromesoamericano. Una estrategia de resiliencia y construcción. Nuestra metodología: Metodología “Campesin@ a Campesin@” Educación Popular en el Campo (CAC). Nació en Guatemala en los 1970, llegó a Honduras, México y Nicaragua más tarde y llegó a Cuba en 1998 y se convirtió en tarea orgánica de cada militante en cada nivel de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). Ahora la producción campesina constituye 75% de los alimentos con 25% de la tierra. La CAC es la metodología para construir agroecología y se basa en las cooperativas. Las acciones principales son asambleas, talleres, intercambios de experiencias, ferias de agrobiodiversidad y la formación de tres niveles de actores: promotor, facilitador y coordinador. Campesinos y campesinas constituyen juntos el grupo meta del movimiento. Los promotores son campesinos y campesinas con buenos resultados mediante prácticas agroecológicas y una vocación de servicio a la comunidad. Los facilitadores son personas de la cooperativa, comunidad o localidad que tengan la vocación, la capacidad de comunicación y el tiempo disponible para facilitar el proceso de promoción y multiplicación de prácticas agroecológicas. La persona coordinadora es alguien de la organización campesina capacitada para coordinar a los grupos de trabajo del movimiento. A los 10 años del movimiento agroecológico, hay más de 200 mil productores y sus familias involucradas. Conclusión: CAC más el compromiso de una organización campesina es la metodología para transformar la máxima cantidad de sistemas productivos hacia la agroecología. Instituto Agroecológico Latinoamericano (IALA) Mesoamérica: pedagogía de esperanza para la soberanía alimentaria.
Fundado en 2008, el Instituto sintetiza las prácticas políticas y productivas de los movimientos latinoamericanos. El IALA Guaraní se propone articular a los sujetos del campo que viven procesos de luchas y resistencia en el país mediante acciones con universidades, investigadores, movimientos sociales y campesinos que fomentan la formación, escolarización e intercambio de experiencias agrícolas con énfasis en los principios de la agroecología. “El IALA Guaraní es un marco en la construcción de la integración latinoamericana teniendo como base la educación popular”, dice el estudiante boliviano, Eusebio Fernández. Para él, este proceso es una “síntesis de las prácticas políticas y productivas de los movimientos latinoamericanos que hacen que el internacionalismo, la integración y el intercambio de experiencias sean aspectos formadores de la práctica política del Instituto”. La estudiante paraguaya Celenne Núñez ve en el Instituto una manera de producir nuevos saberes a partir de reformular el proceso de aprendizaje, teniendo la realidad como foco de investigación para la transformación. “Podemos decir que no hay ninguna escuela en Paraguay que se compare con el IALA Guaraní. Tenemos una escuela popular que abre las puertas a los campesinos, los indígenas y todos aquellos que tienen dificultades de acceso a la educación formal. Somos privilegiados en comparación con otros jóvenes del país que quieren estudiar y no pueden. En el IALA no nos forman sólo en lo técnico, también políticamente”. El estudiante brasileño, Jonathan Piva, comenta que “la agroecología es una práctica de producción ancestral, una bandera de lucha de las organizaciones y, además, es también un modo de vida fundamentado en la soberanía y la autonomía campesina”. El IALA de Paraguay fue fundado en 2008, pero llevó algunos años para asentarse definitivamente en el país. El Instituto surgió en un momento de efervescencia de la política local. Durante tres años consecutivos (2009 a 2011), fue realizado en su sede y a modo de acompañar su fortalecimiento, el Curso Cono Sur de Formación para militantes de base, de La Vía Campesina. Durante ese periodo de consolidación, el IALA Guaraní sufrió varios ataques de la prensa nacional vinculada a la oligarquía, cuyo objetivo fue desestabilizar su proceso de construcción. La escuela fue criminalizada por parte de cierto sector del gobierno que la acusó de ser un local de formación de guerrilla que tenía al bolivarianismo como expresión metodológica. Los ataques duraron cerca de cinco años. Esto obligó al IALA a construir una alianza política con grupos, organizaciones y movimientos populares de las áreas rurales y urbanas para reforzar y salvaguardar sus objetivos. El IALA Guaraní participó de innumerables actividades y eventos, en una perspectiva solidaria. [...] En medio de esas circunstancias, se yergue el proyecto educacional del IALA Guaraní, en la medida en que se destina a contribuir a los procesos de cambio social y enfatiza en la búsqueda de la justicia y humanización de la sociedad, garantizando la consolidación de los procesos transformadores. IALA Guaraní: formación política y experiencia agroecológica en Paraguay.
Fuente: Grain