top of page

20 familias fotografiadas con la compra semanal que reflejan la desigualdad alimentaria en el mundo

Se suele decir que cuando uno vive fuera de su país en general suele echar de menos al menos dos cosas: la famlia y amigos por un lado, y la comida del lugar que procede por el otro. Todos estamos en general acostumbrados a comer un determinado tipo de comida y a seguir un tipo de dieta que, a pesar de que puede variar a lo largo del tiempo, es fruto de una herencia cultural, social y gastronómica.

 

Pero, ¿por qué comemos diferente alrededor del mundo? Es la consecuencia, no solo de la disponibilidad de un determinado tipo de alimentos en el lugar en el que vivimos sino también fruto de la cultura gastronómica del lugar, así como de otros aspectos sociales, incluyendo creencias religiosas y/o valores de diverso tipo.

A todo ello cabe añadir, como uno puede imaginar, el nivel de ingresos. Se ha constatado en numerosos estudios que la dieta suele ir muy vinculada a los ingresos de renta de una persona o familia. Así pues el auge de una nueva clase mundial, con China al frente, está generando el aumento de la demanda de productos agrícolas y ganaderos cuyo consumo va asociado con el aumento de ingresos, como por ejemplo la carne, la leche y el aceite vegetal.

Por otro lado, aquellas personas cuyos ingresos son reducidos o extremadamente reducidos pueden entrar en riesgo de sufrir malnutrición. Este segmento de población se ve, pues, muy expuesto y afectado por la variación de los precios de los alimentos.

En un estudio de la FAO se hace referencia a que en casi todos los países, los factores sociales y culturales tienen una influencia muy importante sobre lo que come la gente, cómo preparan sus alimentos, sus prácticas alimentarias y los alimentos que prefieren. Sin embargo, los hábitos y prácticas alimentarias son rara vez la causa principal, o importante de la malnutrición. Es verdad también, que algunas prácticas alimentarias tradicionales y tabúes de ciertas sociedades pueden contribuir a deficiencias nutricionales en grupos específicos de la población.

El precio de los alimentos puede variar de un modo muy importante en los diferentes países. En realidad no porque un país tenga una mayor cantidad de un tipo de alimento ello implica que su precio tenga que ser necesariamente menor. En los últimos años el precio de la carne en Argentina ha subido de una forma muy importante entre otras causas debido al aumento de su exportación lo que ha provocado una disminución de la cantidad de ganado destinado a consumo interno, provocando el aumento de su precio.

Crecimiento económico y cambio alimentario: el caso chino

El aumento de los ingresos, el crecimiento de la población, y la urbanización en China han conllevado un importante crecimiento de la demanda de hortalizas, frutas, productos de proteína animal, productos lácteos y aceites vegetales, mientras que se ha observado un declive en el consumo de productos a base de cereales. En las últimas tres décadas ha sido especialmente importante en China el aumento de la demanda de soja de China, fruto principalmente del crecimiento demográfico del país -ya que se ha mantenido el consumo por habitante. Esto ha convirtido el país asitático en el principal importador mundial de soja, cuando tan sólo unos años atrás era el principal productor. De la demanda de soja se deriva un mayor consumo de aceite de soja y harina de soja, esta última destinada fundamentalmente a la alimentación del ganado, cuya demanda ha experimentado un acelerado aumento.

China ha sido el país, tras Corea del Sur y Cabo Verde, que mayor aumento de consumo de carne por habitante ha experimentado del mundo en los últimos treinta años, en especial la carne de cerdo, con un ascenso del 500%. En el año 2010 el consumo giraba entorno de 54 kg/hab/año, lejos aún de los niveles de consumo de la mayoría de países desarrollados, en los cuales el consumo se situaba entorno los 90-100 kg/hab/año.

Según datos de la FAO el consumo por habitante de aceites vegetales en China ha aumentado de los 3 kilogramos en 1980 a los 11 kilogramos en 2003 (mientras que el consumo rural creció hasta los 7,5 kilogramos por persona en 2002). Históricamente, ha sido el aceite de colza el principal aceite vegetal consumido en China, pero en el año 2002 el consumo de este tipo de aceite fue superado por el de soja. Esto se ha debido a que la producción de colza ha competido y compite en el uso de la tierra con la producción de trigo de invierno, y su superficie no ha podido ampliarse mucho, lo que ha precipitado el declive de su demanda. Además, el consumo de otros tipos de aceite ha crecido a raíz del auge de los ingresos económicos, como por ejemplo el aceite de maní, el aceite de semilla de algodón, el aceite de sésamo y el aceite de palma. A día de hoy el aceite de oliva también empieza a ser popular en muchos supermercados chinos. Este crecimiento en el consumo de aceite se espera que continúe en el futuro puesto que el consumo actual por cápita de China sigue siendo relativamente bajo cuando se compara con el consumo en Corea del Sur y Taiwán, países con ingresos mayores y cuyas dietas son similares a las de China.

¿Cómo es la dieta alimentaria en los diferentes países del mundo?

La dieta varía de un modo muy importante dependiendo del lugar en el que uno se encuentre en el mundo. Tal y como se ha expuesto más arriba a los factores sociales y culturales que definen un tipo de dieta o gastronomía local se le debe añadir la componente económica. Y en este sentido es interesante observar como en las fotografías inferiores se puede identificar claramente como el factor ingreso influye claramente en la dieta familiar, no tan sólo en el tipo de alimentación seguida sino también en la cantidad consumida.

Una cultura alimentaria de contrastes

Lo que una sociedad considera como normal o inclusive muy deseable, otra lo puede considerar como repulsivo o inaceptable. Muchas personas en Asia, África, Europa y el continente americano generalmente consumen y aprecian la leche animal, pero en China, rara vez se consume. Las langostas, los cangrejos y los camarones se consideran alimentos valiosos y delicados por muchas personas en Europa y América del Norte, pero son repulsivos para otras tantas en África y en Asia, sobre todo para quienes viven lejos del mar. Los franceses comen carne de caballo y los ingleses generalmente no. Muchas personas se deleitan con carne de monos, serpientes, perros y ratas o comen ciertos tipos de insectos, muchas otras encuentran que estos alimentos son muy desagradables. La religión puede tener una importante función en prohibir el consumo de ciertos platos. Por ejemplo, ni los musulmanes ni los judíos consumen cerdo, mientras los hindúes no comen carne y con frecuencia son vegetarianos.

En este sentido el fotógrafo Peter Menzel inició un curioso proyecto a través del cual se dedicó a fotografiar a 20 diferentes familias de todo el mundo con la cesta de comestibles semanal de la compra. Este es el resultado:

México

Reino Unido

Estados Unidos

Australia

Alemania

Italia

Canadá

Francia

Japón

China

Polonia

Kuwait

Mongolia

Turquía

Mali

India

Bután

Chad

Ecuador

Guatemala

Fuente: United Explanations

Davos y la Economía Solidaria
Auspiciantes
Seguinos!
  • Facebook Basic Black
  • Twitter Basic Black
  • Google+ Basic Black
bottom of page