Proponen conformación de Cooperativas de Energías Renovables
Para paliar demanda prescindiendo de grandes obras de infraestructura, Luís María Calvo, experto en energías renovables y titular de Hidroestructuras S.A., en un detallado artículo para energiaestrategica.com valora la intención del Gobierno nacional en tomar medidas que tiendan a grandes proyectos de energías alternativas pero señala la importancia de enfocar esfuerzos sobre emprendimientos de menor escala, a desarrollar en el corto plazo y con necesidad de menos volúmenes de inversión.
He leído en energiaestrategica.com que miembros del Ministro de Minería y Energía ha expresado: “Calculamos que en mayo vamos a tener la primera subasta pública de energía de potencia de energía renovable, alrededor de 3000 en los próximos dos a tres años. Eso significa alrededor de 5000 millones de dólares de inversión”.
Estas megas medidas demuestran que por primera en el país puede hablarse de energías renovables con cierta seguridad e invitan a continuar el largo camino que han necesitado transitar en otros países para llegar a reducir las energías convencionales y el CO2.
El plan de 3000 MW en 2/3 años no deja de ser ambicioso ya que supone unos 1000 aerogeneradores a instalar en ese periodo, teniendo en cuenta que Loma Alta – Uruguay, emplazar 10 MW insumió 18 meses y que en Puerto Madryn – Argentina, los primeros 50 MW llevarán unos 20 meses. Sería deseable conocer de qué proyectos se trata, dónde se instalaran y de qué dimensiones, porque queda un gran interrogante sobre las metas a alcanzar.
Creo que paralelamente a esta planificación deberían implementarse medidas al cortísimo plazo que permitan emprendimientos de pequeña potencia en forma independiente de las energías distribuidas por el SADI.
En otros países han logrado reducir sustancialmente las energías convencionales, instalando aerogeneradores en pequeñas granjas eólicas de 5000 a 15000 habitantes, que en el caso de nuestro país hoy son abastecidas por el SADI. Estos emprendimientos han requerido una inversión, en general, de entre unos 15 a 20 millones de dólares y que según nuestros cálculos se ahorraría de un 30 a 50 por ciento de la energía suministrada a la población por el SADI.
Una de las características importantes en la gestión de esos emprendimientos es la intervención de cooperativas eléctricas donde la integran accionistas de la propia comunidad.
Consumidores de países tan diversos como Bélgica, Francia, España, EE.UU., Dinamarca, Reino Unido han adoptado para estos casos la administración por Cooperativas Eléctricas. Algunos ejemplos se pueden citar en este sentido:
Emprendimientos eólicos por Cooperativas
En Dinamarca, se construyó en el año 2000 el Parque Eólico Marino de Middelgrunden, frente a las costas de Copenhague, por una empresa de servicios municipales, Copenhaguen Energy, y una cooperativa ciudadana. Sus 20 aerogeneradores producen 40 MW y participan más de 8.000 accionistas.
En 1997 el gobierno de Dinamarca organizó un concurso para tratar de lograr que la isla de Samsø, de unos 4.000 habitantes, generase su propia energía eólica. Hoy, Samsø es autosuficiente y ha instalado once aerogeneradores de 1 MW cada uno, que cubre las necesidades eléctricas de sus habitantes, y han añadido otros diez aerogeneradores marinos de 2,3 MW. La mayoría de los pobladores de la isla participan como propietarios de las turbinas, al igual que el ayuntamiento.
En la pequeña localidad de Dyfi Valley, Gales, en el Reino Unido, se instaló en 2003 la “PoblPwr”, la primera turbina eólica colectiva de este país. Los vecinos instalaron y financiaron el aerogenerador y se benefician de la venta de energía. Ante el éxito logrado, sus responsables planifican la construcción de una segunda turbina.
En Dakota del Norte (EE.UU.), Basin Electric ha hecho también historia al convertirse, a principios de 2010, en el proyecto de energía eólico más grande puesto en marcha por una cooperativa rural de consumidores. La granja de aerogeneradores produce 115 MW para más de 130 sistemas rurales de nueve estados que participan en la cooperativa, de manera que sirven de forma indirecta electricidad a unos 2,8 millones de personas.
En Flandes, Bélgica. Año 1991 una pequeña cooperativa, Ecopower, empezaba a financiar pequeñas instalaciones hidráulicas. En la actualidad, generan más de 100.000 Mwh para más de 43.000 cooperantes y ofrece electricidad verde a más de 1.3 por ciento de las familias flamencas. Han instalado en los últimos años 200 paneles fotovoltaicos, cinco aerogeneradores y una central de cogeneración y han logrado un capital de unos 23 millones de euros.
En Alemania, la cooperativa Windfang creada en 1992 es la primera de este país dirigida por mujeres con el objetivo de gestionar instalaciones eólicas, solares e hidráulicas para generar su propia electricidad.
En Francia se destaca la iniciativa de una cooperativa, cuyos socios son productores, consumidores, asociaciones, gobiernos locales y los propios empleados. Se creó en 2005, un año después de la liberalización del mercado eléctrico galo. En la actualidad, distribuye electricidad de origen renovable a unos 6.000 clientes de todo el país y reinvierte parte de sus beneficios en la creación de nuevas instalaciones.
En España, vecinos del concejo asturiano de Lena se han agrupado en una cooperativa para poner en marcha una infraestructura capaz de generar electricidad a partir de la energía eólica, hidráulica, solar térmica y fotovoltaica y biomasa. Los socios trabajan en un estudio de viabilidad para localizar posibles lugares y conseguir financiación y ayudas. También han organizado talleres para construir sus propios equipos.
Cómo impulsar una Cooperativa de Energías Renovables
Es evidente que impulsar esta modalidad de administración de las energías renovables conlleva a superar desafíos económicos, administrativos y técnicos muy diversos e importantes. Además, todos los actores involucrados deben tener una clara conciencia ecológica y ser muy perseverantes.
Está comprobado que las organizaciones, en particular las locales, juegan un papel esencial para el fomento de las energías renovables, y en concreto, de los proyectos que surgen de organizaciones democráticas de ciudadanos, como las cooperativas. Las ayudas y subvenciones, la implantación de un marco legal y burocrático que facilite y apoye estas iniciativas, o el impulso de acuerdos entre todas las partes involucradas, empresas, instituciones y ciudadanos son básicos para ello.
Los consumidores deben reclamar a los organismos del Estado que apoyen este tipo de iniciativas y participar e invertir en cooperativas eléctricas que ya funcionen en el medio.
En la Argentina los recursos fueron retaceados al sector cooperativo históricamente. Resultará imprescindible que las cooperativas estén equiparadas con los demás receptores en relación con el acceso a fondos para obras de mejoramiento de los sistemas y equipamiento para brindar una mejor prestación, como, por ejemplo, los recursos que van a las empresas provinciales como subsidio, pero a las cooperativas como préstamo.
Las cooperativas están donde las empresas comerciales no van, porque no hay rentabilidad. La electrificación en el ámbito rural y urbano-rural en la Argentina fue hecha por cooperativas, es un modelo a escala mundial.
La ley marco del sistema eléctrico de los años noventa ignoró la existencia de las cooperativas; y el estatismo de la última década hizo lo propio. Es por ello que en esta nueva instancia de abrumador interés por el desarrollo eólico, las cooperativas merecen un espacio de participación en todos los ámbitos de discusión y en la toma de decisiones que afecten particularmente al sector.
Almacenamiento
La cumbre del Cambio Climático COP21 en París es el punto de partida para la transición del modelo energético actual, en la que el almacenamiento de energía se plantea como herramienta clave.
En varios países se está estudiando la manera de almacenar energía cuando los vientos no soplan o es necesario cubrir el pico de demanda. El desarrollo de sistemas de almacenamiento es uno de los temas de investigación más importantes y fundamental para adaptar las fluctuaciones de oferta y demanda mediante el almacenamiento de energías variables, tales como la eólica o la solar. Por su parte, la energía eólica es una de las energías renovables más consolidadas, debido en gran parte a que apenas tiene repercusión en el medio ambiente y a que el viento es una fuente inagotable.
Todo ello hace que los científicos aseguren que la energía eólica será la fuente energética que más se desarrolle en los próximos años, llegando incluso a suponer el 15% de la producción eléctrica europea en 2030.
La energía eólica es una de las energías renovables más empleadas en la generación de energía eléctrica. Sin embargo, el viento es una fuente muy variable, lo que complica adaptar la producción de electricidad a la demanda en cada momento siendo, además, muy difícil de almacenar.
En los últimos años se han intentado desarrollar varios métodos para poder almacenar este tipo de energía, y en general todavía son costosos, Sin embargo, algunos países, están ya instalando sistemas que les permiten emplear la energía recibida del viento en aquellos momentos en los que es realmente necesaria.
En Virginia – EEUU, un nuevo parque eólico con capacidad de almacenar la energía generada. Este almacenamiento se realiza a través de una batería formada por condensadores y permite regular la producción de electricidad que se vierte a la red eléctrica. De esta manera se puede adaptar la oferta de electricidad a la demanda.
También China se ha unido a esta forma de almacenamiento y ha instalado en la ciudad de Zhangbei el mayor sistema de almacenamiento de energías renovables mediante baterías construido hasta ahora. En esta ocasión, la estación combina generadores de energía eólica y solar, que están conectados a un grupo de baterías donde se almacena la energía. Esta estación tiene alta capacidad de almacenamiento (36 MWh), por lo que se evita la pérdida de una gran parte de la energía generada.
Las baterías basadas en el sistema Redox prometen un futuro alentador, sobretodo en la disminución de costos Otro sistema denominado escalable para aplicaciones que necesitan más de 1MW en almacenamiento de energía, y pueden llegar a más de 20MW, permite mayor cantidad de megavatios/hora de almacenamiento de energía para aplicaciones en red inteligente. Sin embargo se necesitan todavía de un buen tiempo de desarrollo
Otros mecanismos de almacenamiento
Ya dijimos que conseguir almacenar la energía eólica permite aumentar su uso en la generación de electricidad. Por eso, en los últimos años se está intentando desarrollar otros mecanismos de almacenamiento.
Algunos de los más destacables son:
Hidroelectricidad bombeada: consiste en bombear agua hasta un depósito a cierta altura, almacenando la energía como energía potencial. Se trata del sistema de almacenamiento más desarrollado y comúnmente empleado hasta el momento.
Almacenamiento con aire comprimido: el almacenamiento se realiza comprimiendo el aire en las horas de menos demanda. En las horas de mayor demanda, sin embargo, el aire se vuelve a expandir, de manera que se genera la energía requerida.
Pilas de hidrógeno: esta tecnología se encuentra todavía en investigación, pero parece que podrá tener grandes repercusiones en la industria energética. Se basa en producir hidrógeno empleando el exceso de energía eólica en las horas valle, almacenarlo y liberarlo de nuevo en las horas de mayor demanda en celdas de hidrógeno.
Esferas marinas sumergidas: un nuevo enfoque de los investigadores del MIT – EEUU podría mitigar ese problema, permitiendo que la energía generada por los parques eólicos flotantes que se almacena y luego se usa, en la demanda, siempre que sea necesario. La clave de este concepto es la colocación de enormes esferas concretas en el fondo marino bajo las turbinas de viento.
Fuente: GestarCoop