Expertos internacionales señalan la necesidad de una transición global hacia la agroecología
El comité IPES-Food, co-presidido por Olivier de Schutter (ex-relator de la ONU sobre el derecho a la alimentación) han señalado la necesidad de una transición hacia sistemas agrícolas orientados a la agroecología, que permitan diversificar la producción y garantizar el acceso a modos de vida y alimentación seguros para los países empobrecidos.
Este se suma a otros informes redactados por expertos independientes de todo el mundo, que señalan la implementación de sistemas agroecológicos diversificados, y no la agricultura industrial, como vía para la adaptación a los desafíos futuros.
El informe pone de relieve que la capacidad de producción no es un problema a la hora de realizar la transición hacia otro tipo de agricultura. Según un estudio que recogía cerca de 300 casos por todo el mundo, la agricultura ecológica producía en torno a un 8% menos que la convencional en países industrializados, pero llegaba a producir hasta un 80% más en zonas con escasez de recursos (Badgley et al., 2007).
Según este equipo de expertos, un factor mucho más importante a la hora de frenar esta transición es la concentración, en el momento actual, de la toma de decisiones en lo referente a alimentación en manos de unas pocas personas y empresas.
Un grupo de 20 importantes científicos especialistas en agronomía, sanidad, nutrición y ciencias sociales ha concluido que es necesario un nuevo enfoque de la agricultura para salvaguardar la salud humana y evitar los niveles crecientes de contaminación del aire y el agua, las altas emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad.
En lugar de las enormes explotaciones intensivas para criar el ganado o los extensos monocultivos que dominan el panorama agrícola a nivel global en la actualidad, la solución es diversificar la agricultura y reorientarla hacia prácticas ecológicas, dice este informe (pdf) publicado por el International Panel of Experts on Sustainable food systems (IPES-Food).
Los beneficios de la transición a un sistema agrícola más orientado hacia la agroecología se notarían en la salud humana y animal, así como en las mejoras de la calidad del aire y el suelo.
Este nuevo equipo, co-presidido por Olivier de Schutter, ex-relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación, incluye a su vez a galardonados con el World Food Prize y a directores de equipos de investigación en biociencias, y acepta que la agricultura industrial y el sistema alimentario global que se ha configurado en torno a ella son capaces de suministrar grandes volúmenes de alimentos a los mercados globales.
Sin embargo, sostiene que este suministro de alimentos no se vería tremendamente afectado si avanzásemos hacia un sistema agrícola más diverso.
Los miembros del grupo, procedentes de países tanto ricos como pobres, y sin ninguna afiliación con la industria, mantienen que la dependencia de la agricultura industrial de los fertilizantes químicos, pesticidas y antibióticos para gestionar animales y agroecosistemas ha conducido a crisis ecológicas, sociales y de salud humana.
“Los sistemas alimentarios y agrícolas actuales han provocado de forma sistemática efectos negativos y vulnerabilidades. Muchos de estos problemas pueden vincularse específicamente a las explotaciones ganaderas industriales y a los monocultivos que dominan el paisaje agrícola, y dependen de fertilizantes y pesticidas de síntesis como métodos para la gestión de los agroecosistemas,” afirma el grupo.
En lugar de un sistema alimentario intensivo global, proponen que la agricultura diversifique su producción y optimice su biodiversidad para construir agroecosistemas fértiles y saludables, y asegurar los modos de vida de las personas.
Según De Schutter: “Muchos de los problemas de los sistemas alimentarios se vinculan específicamente con la uniformidad que supone el núcleo de la agricultura industrial, y su dependencia de fertilizantes químicos y pesticidas.” Añadió que retocar simplemente el modelo agrícola industrial no serviría para obtener soluciones a largo plazo, y que se necesitaba un modelo radicalmente diferente.
“Lo que está frenando la alternativa agroecológica no es la falta de datos. Es la falta de concordancia entre su enorme potencial para mejorar los resultados en los sistemas alimentarios y su mucho menor potencial de generar beneficios para las empresas agroquímicas.”
“Cada vez más datos indican que estos sistemas [agroecológicos] mantienen el carbono en el suelo, fomentan la biodiversidad, recuperan la fertilidad del suelo y mantienen los niveles de producción a largo plazo, aportando seguridad a los productores”, dice el informe.
Los sistemas agroecológicos diversificados pueden a su vez preparar el camino para dietas diversas y mejores condiciones de salud.
El comité sostiene que la agricultura industrial tiene atrapados a los agricultores, subvenciones, supermercados, gobiernos y consumidores, hasta el punto en el que los sistemas alimentarios se encuentran en manos de muy pocas empresas y personas.
“Los sistemas alimentarios en los que productos agrícolas uniformes se producen y comercializan a escala masiva favorecen económicamente a los mejoradores vegetales, productores de pesticidas, importadores/exportadores de grano y cadenas de supermercados,” dice el informe.
“La agricultura industrial ha ocupado durante décadas una posición privilegiada, sin conseguir alcanzar sistemas alimentarios sostenibles. Existen suficientes datos que nos indican que la transición hacia sistemas agroecológicos diversificados puede mejorar estos resultados de forma dramática.”
El comité identifica tres consecuencias desastrosas de la agricultura intensiva. Entre ellas está el hecho de que los sistemas alimentarios globales, vinculados a modos de agricultura industriales y a la deforestación, generan un tercio de todos los gases de efecto invernadero.
Además, la utilización excesiva de fertilizantes y pesticidas de síntesis en los monocultivos, así como los residuos generados por las explotaciones ganaderas intensivas, han generado graves problemas de contaminación de las aguas.
La exposición a pesticidas en los sistemas agrícolas industriales se ha relacionado con toda una serie de posibles problemas para la salud, como el Alzheimer, defectos de nacimiento, cánceres y problemas de desarrollo. Además, el uso preventivo de antibióticos en sistemas de producción animal industriales ha exacerbado el problema de la resistencia bacteriana a antibióticos, lo que supone un riesgo sanitario para las poblaciones humanas.
Fuente: Observatorio OMG