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De la cuna a la cuna

 

Según la ONU, se espera que en 2025 seamos 8.000 millones de habitantes compartiendo recursos en este planeta. Mil millones de personas más que en la actualidad, generando cada una 1,42 kg de basura al día de media.

De momento, y hasta que se consiga que las bolsas de basura desaparezcan en agujeros negros espaciales, todo se andará, debemos adoptar medidas que favorezcan la no generación de residuos. De ahí el floreciente interés por la economía circular. Frente a la clásica economía lineal de usar y tirar, el modelo circular busca en los flujos de la naturaleza su inspiración.

En una economía circular, hacia la que aspira la UE, el ciclo de vida de los productos se amplía debido a un mejor ecodiseño que facilita las reparaciones y la reutilización. De este modo se podría lograr uno de los objetivos prioritarios de la UE para 2020: “convertir a la UE en una economía hipocarbónica eficiente en el uso de los recursos, ecológica y competitiva”.Supone un paso más allá del “reducir, reutilizar, reciclar” al que estábamos acostumbrados.

Y descarta el decrecimiento, dado que el ciclo productivo y de consumo siguen su curso.Además desde el MAGRAMA se apunta a la economía circular como fuente de empleo y uno de los puntos fuertes del nuevo Plan Estatal Marco de Residuos (PEMAR) 2016-2022, aprobado el noviembre pasado.Aquí es donde entra en juego el “Cradle to Cradle”. Se trata de una forma de diseñar y producir “de la cuna a la cuna”, en un sistema en el que los residuos se emplean como materias primas formando un círculo perfecto. O un triángulo. Porque al diseñar tienen en cuenta tres conceptos clave: Ecología, Equidad y Economía.La materialización de esta idea se encuentra en el libro “Cradle to Cradle: Remaking The Way We Make Things”, escrito por M. Braungart y W. McDonough, y que para seguir con el ejemplo está publicado en resinas resistentes al agua que puede ser utilizado como abono para las plantas.

Además han creado un sistema de certificación, la “C2C Certification”. Los requisitos que deben cumplir los productos son: estar fabricados con materiales inocuos y saludables para el medio ambiente, diseñar teniendo en cuenta la reutilización, realizar un uso eficiente del agua e instituir estrategias para la responsabilidad social.

Abogan por el consumismo, ya que entienden que no existe residuo siempre que se tengan en cuenta todas las fases del proceso de producción (especialmente el diseño), para lograr que al final de la vida útil de un producto éste sea tomado como materia prima. En otras palabras, alcanzar la eficiencia ecológica.Lo de lograr una economía competitiva generando 0 residuos parece utópico, puesto que la tendencia de comportamiento va a la contra. Los productos serán menos contaminantes (incluso nada contaminantes), pero nosotros seguiremos siendo los mismos.

Fuente: Ecoportal

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