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Reciclaje Inclusivo y Recicladores de base: el camino del futuro

 

El incremento poblacional, el rápido proceso de urbanización y la transformación de patrones de consumo, resultan en una inimaginable e incesante generación de residuos sólidos. Basta con revisar las cifras de la CEPAL que indican que más del 80% de la población de América Latina y del Caribe vive hoy en día en zonas urbanas, (en 1950 tan sólo era un 40%), lo que refleja el fenómeno de crecimiento y urbanización acelerada que estamos viviendo. Pero, ¿qué significa esto?

Según datos del Banco Mundial, en América Latina y el Caribe se producen un total de 430.000 toneladas diarias de residuos, cifra que ha aumentado en un 60% en los últimos 20 años, y que se espera que se duplique en la próxima década. A día de hoy, esto supone una generación media de basura per cápita de hasta 14 kilos, como sucede en el caso de Trinidad y Tobago.

Y, ante estas cifras tan inquietantes, ¿qué estamos haciendo nosotros? En América Latina, se está reciclando apenas el 15% del material reciclable, porcentaje que contrasta significativamente con la experiencia de Alemania, donde se recicla más del 63%. De hecho, son 4 millones de recicladores de base latinoamericanos que, día a día, se ganan la vida a través del reciclaje informal. A nivel mundial y según datos de UN Habitat, se trata de un 1% de la población.

Los recicladores de base, claves para el éxito del reciclaje

Para ponerle cara a uno de estos recicladores de base, presentamos a María, colombiana, madre de 3 niños, trabaja en condiciones insalubres y peligrosas, no dispone de equipo adecuado y, además de ser excluida y estigmatizada socialmente por la labor que realiza, tiene ingresos inestables y dificultad de acceso a los residuos sólidos.

Si bien esta es la realidad diaria a la que se enfrentan gran parte de estos 4 millones de recicladores de base de la región, a nivel colectivo juegan un rol clave por ser el mayor proveedor de materia prima post uso para la industria del reciclaje en América Latina y el Caribe, proveyendo entre el 50% y el 90% del material reciclable, según datos de la Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo (IRR).

Sin embargo, en este mercado de reciclaje aún incipiente, los recicladores de base sólo reciben el 5% de las ganancias generadas por el sector, y no son retribuidos de forma adecuada por los beneficios económicos, sociales y medioambientales que generan con su actividad. El desafío es organizarse y lograr el reconocimiento formal de su labor en la industria.

Colaborando para el desarrollo de una industria de reciclaje inclusivo

Es así que, el sector del reciclaje, con unas dimensiones tan grandes y con tan importante potencial de crecimiento, se convierte en una industria clave en la que la gestión de los residuos es una necesidad inmediata para minimizar las consecuencias sociales, económicas y ambientales que tiene. El apoyo institucional y el compromiso de los diferentes actores del sector privado y público para una mejor organización y gestión inclusiva, se convierten en el próximo paso lógico para conformar una industria inclusiva de gestión de residuos que legitimase la labor de los recicladores de base.

La IRR trabaja y apuesta por la formación de alianzas estratégicas y multisectoriales con el objetivo de crear espacios de colaboración y acción. En este caso, el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) y la División de Agua y Saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Coca-Cola América Latina, PepsiCo Latinoamérica, Fundación Avina y la Red Latinoamericana de Recicladores (Red Lacre) están liderando este programa para hacer frente a los retos socio-económicos y ambientales existentes en el sector, y que actualmente requieren el compromiso de todos los actores de la cadena, que incluyen empresas, gobiernos, sociedad civil y los propios recicladores de base.

Entendiendo algunos modelos de vanguardia

Los países de la región despiertan a distinto ritmo ante este nuevo reto, pero algunos ya se están colocando en la vanguardia de la gestión integral e inclusiva de los residuos mediante el reconocimiento legal y la implementación de políticas inclusivas. Es el caso de Colombia, Chile o Ecuador.

Colombia, país donde se generan unas 32.000 toneladas de desechos diarias y donde se reciclan 6.200, el 51% de ellas proveídas por recicladores de base, emitió en abril de 2016 un decreto para la inclusión de los recicladores dentro del sistema de servicio público de aseo y comprende un esquema progresivo de formalización de las organizaciones de recicladores como prestadores de servicios.

En Chile, en el mismo mes de abril de 2016, se aprobó la Ley de Fomento al Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor, que busca formalizar la industria del reciclaje mediante el reconocimiento de los recicladores de base como “gestores” de residuos. Esto permite su registro y obtención de certificación ante el Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales, además de la formalización de su participación en convenios de trabajo.

Ecuador, que cuenta con 20.000 recicladores de base, también podría convertirse en un modelo de referencia en la región. La IRR, el Ministerio del Ambiente y la Red Nacional de Recicladores de Ecuador (RENAREC), han iniciado recientemente un proyecto para que 7 municipios del país desarrollen planes de inclusión social y económica en los sistemas de gestión de residuos y en el mercado formal del reciclaje, ante el cierre de vertederos a cielo abierto.

Finalmente, otro caso de éxito en la gestión integral de residuos se encuentra en Brasil, donde mediante el programa Ecoampla, una empresa de distribución eléctrica del estado de Río de Janeiro ha incorporado un modelo de descuento en la factura de energía por la recuperación de residuos sólidos reciclables.

El camino hacia adelante

Todos estos casos muestran que existe voluntad por parte de una amplia variedad de actores para la toma de conciencia y para la acción transformadora. Pero, a pesar de todos los avances en el sector del reciclaje inclusivo y en la legitimización de la figura de los recicladores de base, existe aún un largo camino por recorrer.

Y, tanto es así, que la conmemoración del Día Internacional del Reciclaje, el 17 de Mayo, se convierte, una vez más, en una oportunidad única para poner sobre la mesa los esfuerzos realizados, los logros conseguidos, la importancia de la colaboración entre los protagonistas del reciclaje, y los retos a los que seguimos haciendo frente.

Fuente: United Explanations

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