No estamos sembrando en el desierto ni queremos hacerlo
El concepto de producción popular y la infinidad de acciones concretas que de él se derivan no necesita liderazgos mayores o menores, sino la diseminación de una convicción: se puede atender las necesidades comunitarias organizándose de otra manera, donde el trabajo no sea una mercancía y el lucro quede en un segundo plano.
Una vez que conseguimos establecer un material básico, que los compañeros leen, modifican para su realidad específica, mejoran o incluso van y vienen hasta que las ideas se hacen carne, está comenzando un proceso que se queremos abonar y acelerar. Por ahora, se resume en tres planos, que comienzan a ser implementados de manera autónoma, como queremos que suceda, cubriendo una geografía que se amplía permanentemente.
1 – IPP LOCALES. Ya hay Institutos para la Producción Popular en marcha en Rosario y Córdoba. Hay iniciativas en elaboración en Santa Fe, Tandil y Viedma. Esperamos que en ciudades de mediana y gran dimensión los grupos vayan teniendo existencia permanente y además consoliden una presencia radial hacia ciudades de menor tamaño.
2 – MÁS CERCA ES MÁS JUSTO. Pusimos en marcha un sistema de distribución de alimentos frescos y no perecederos que llega ya a más de 15 productos y se amplía permanentemente, directo de productor a consumidor, a través de una red que transforma el transporte y la comercialización en un servicio, eliminando el negocio de ponerse en el medio entre quien agrega valor y el consumidor. Ya hay varias consultas y una iniciativa concreta de replicar la tarea ( en Viedma), con nuestra asistencia. A partir de las realidades locales, seguramente podrá haber otros grupos que imiten la iniciativa. Si nos necesitan podremos brindarles asesoramiento y por supuesto los vínculos con proveedores que sirvan para cada lugar.
3 – AGRICULTURA ASISTIDA POR LA COMUNIDAD. Hace apenas una semana pusimos en la pantalla el Bono Tomate, como ejemplo inaugural de un muy largo y fructífero camino en que los consumidores pueden ayudar a financiar a los productores, con obvios beneficios. Tan obvios son que nunca habíamos recibido antes tanta atención periodística, que ahora se debe reflejar en el éxito material y concreto de colocación del bono. De cualquier modo, está claro que el concepto se deriva en forma directa de todo lo arriba anotado y sirve no solo para financiar productores existentes, sino que algo de ingenio y mucho tesón, sirven para desarrollar cinturones hortícolas en las ciudades pequeñas y no tan pequeñas que los tuvieron hace 50 años y luego los abandonaron. No solo lo hortícola. Los pollos, huevos y lácteos. La ropa de trabajo y ropa de uso diario de chicos y adolescentes. Todos esos elementos se pueden incluir en paquetes donde grupos de consumidores financien a los productores locales, ganando por partida doble: en términos económicos y en construcción de tejido social.
Aquí están tres potentes ideas fuerza. Son suyas. Si nos necesitan podemos ayudar, pero con todo lo dicho, hecho y discutido hay muchos elementos para que se animen y avancen. Solo pedimos que nos cuenten sus éxitos y sus problemas, para que podamos amplificar la visibilidad del tema. Vamos, que los liberales han de retroceder inexorablemente y de ésta saldremos fortalecidos, porque seremos diferentes.
Fuente: IPP