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China va por la Seguridad Alimentaria y preocupa a Brasil y Argentina

La apuesta por el autoabastecimiento en alimentos complica a futuro el destino de la producción argentina de bienes primarios y obliga a repensar el largo plazo de desarrollo nacional.

China se queda con Syngenta, el gigante europeo en tecnologías para alimentos. Esta operación confirma la estrategia de China de consolidar su desarrollo comprando activos estratégicos de empresas europeas. Y la apuesta por el autoabastecimiento en alimentos, lo cual complica a futuro el destino de la producción argentina de bienes primarios y obliga a repensar el largo plazo de nuestro desarrollo.

Más en detalle, la noticia destaca tres elementos interesantes. Por un lado, cómo el avance chino reconfigura el mapa de las grandes corporaciones mundiales y las diferencias que marca la ola de compras chinas frente a las adquisiciones norteamericanas. Otro aspecto a profundizar es la nueva etapa del desarrollo chino. Ya agotó el crecimiento basado en emplear recursos productivos subaprovechados, mano de obra incluida. Ahora necesita enfocarse en dominar ciertas tecnología y procesos a fin de asegurar el ritmo de incremento de su productividad y el dominio de los activos clave para sus planes. Y, por último, el impacto que este cambio internacional puede tener para Brasil y Argentina.

En efecto, se plantea un nuevo mapa mundial en las empresas biotecnológicas para alimentos. China, a través de su empresa pública ChemChina, inició el proceso de compra de Syngenta, empresa suiza y una de las tres grandes empresas globales, junto a Monsanto y DowDupont, en el mercado de semillas y agroquímicos. Mientras Syngenta lidera el mercado de agroquímicos (herbicidas e insecticidas), con el 21 por ciento, DowDupont está en el segundo lugar, con el 17. En el mercado de semillas de maíz, la firma suiza, ahora china, tiene el 6 por ciento, detrás de DowDupont y Monsanto, mientras que en soja maneja el 10 por ciento de las ventas también detrás de ambas compañías norteamericanas.

China plantea un singular camino para consolidar su desarrollo: comprar empresas con activos estratégicos que se encuentren en dificultades financieras. La operación involucra el pago de 43.000 millones de dólares (bastante más que todas las reservas de nuestro Banco Central) y representa un nuevo récord en la compra de empresas europeas y norteamericanas por parte del Estado chino.

Chemchina ya revolucionó las noticias en 2015 comprando a la italiana Pirelli y la reconocida firma alemana de máquinas-herramientas KraussMaffel. La debilidad financiera de las empresas europeas, que trajo la crisis que se inició en 2008 con la caída de Lehman Brothers, combinada con las políticas de austeridad adoptadas por las autoridades monetarias de la Unión Europea, abrió el camino para la expansión internacional del capital chino.

La estratégica de inversión extranjera directa de China contrasta con la norteamericana. China invirtió en 2015 más de 61.000 millones de dólares en la compra de empresas extranjeras. Además de la disponibilidad de fondos, estas operaciones también fueron posibles gracias a la preferencia de los europeos hacia las adquisiciones chinas frente a las norteamericanas.

En general, las nuevas gestiones chinas no han cambiado a los equipos gerenciales ni exigido recortes en los empleos. A diferencia del capital norteamericano que persigue objetivos financieros, los chinos buscan capturar capacidades productivas y en especial tecnológicas. De manera explícita, el avance chino apunta al know how de los europeos a fin de superar obstáculos en su propio desarrollo.

De hecho, Monsanto ofreció 4000 millones más que los chinos para quedarse con Syngenta pero la oferta fue rechazada. Se especulaba que la verdadera razón de Monsanto no era fortalecer a Syngenta sino, por el contrario, desguazarla a fin de eliminar a un tradicional competidor de la compañía norteamericana. Queda entonces ver si los chinos y su estrategia de limitar su intervención a la propiedad del capital y las grandes líneas estratégicas de las empresas puede asegurar un entorno adecuado para que las empresas mantengan su excelencia y liderazgo y no naufraguen en las aguas del choque de culturas que implica llevar las operaciones al estilo occidental y tener metas y objetivos con filosofía oriental.

China y su estrategia de superar los obstáculos al desarrollo comprando capacidades de I+D para generar conocimientos pertinentes. A pesar de los enormes esfuerzos que ha realizado en los últimos años para modernizar su economía, China tiene dificultades para elevar la calidad de sus productos y sostener el ritmo de incremento en el valor agregado en las actividades industriales.

El problema se observa también en el sector agrícola. La productividad en el maíz, por ejemplo, es un 40 por ciento inferior a los rindes que muestran los productores norteamericanos. Además, aún no autoriza el empleo de semillas genéricamente modificadas en su territorio, aunque sí compra productos transgénicos producidos en América latina y en otros orígenes. Por eso, después de la adquisición de tierras fértiles en Africa o Australia, China se enfoca ahora en modernizar su producción con objeto de garantizar la “seguridad alimentaria”, autoabastecimiento, de una población de más de 1300 millones de personas.

Con la adquisición de Syngenta, podrá enfocar las capacidades de I+D de esta gran compañía hacia la resolución de sus propios problemas. En los últimos años, el cultivo intensivo y el uso excesivo de agroquímicos han degradado la tierra de cultivo y contaminado suministros de agua, dejando al país cada vez más vulnerable a la escasez de cultivos. Para alcanzar una autosuficiencia alimentaria del 95 por ciento, que es la meta del gobierno, es imprescindible aumentar la productividad y esto no será posible sin biotecnologías de punta. Otro dato central de China son las medidas que se están adoptando últimamente relacionadas, por ejemplo, al final de su política de hijo único y la protección alimenticia de niños abandonados en zonas rurales (se calcula que hay 60 millones). Por esto último es que el gobierno chino está recortando recursos a sectores industriales para volcarlos al desarrollo del agro con el objetivo de mantener el mínimo anual establecido de producción agrícola en 120 millones de hectáreas.

Para cerrar, algunas consideraciones sobre el impacto de la operación en Argentina. En nuestro país, Syngenta es uno de los grandes jugadores en la industria de agroquímicos y semillas. Cuenta con una planta procesadora de semillas de maíz en Venado Tuerto, una estación experimental en Santa Isabel y otro centro de investigación en girasol en Camet, Mar del Plata. También es importante la presencia de Syngenta en Brasil. Habrá que ver si esto implica una reorientación del perfil de estas dos filiales ya sea porque se las involucra más en las actividades de I+D o porque implica la llegada de nuevas tecnologías a los campos argentinos y brasileños de la mano de un nuevo paquete tecnológico ajustado a las necesidades chinas.

También existen amenaza. Si China logra el autoabastecimiento, para Argentina y Brasil se cierra el principal mercado para las materias primas. Además de la caída en el precio internacional de estos bienes como consecuencia del cambio estructural en su oferta y demanda, lo cual tiene sus consecuencias macroeconómicas y afectará el valor de los activos financieros públicos y privados en ambas economías.

Fuente: Página 12

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